Cerca de 10.000 personas se han manifestado este domingo en la capital de Galicia en contra del «deterioro» y «desmantelamiento» de la sanidad pública gallega que ha implantado «el Gobierno de Feijóo en once años de mandato».
A grito de: ‘Feijóo escoita, Galiza está en loita’; la manifestación convocada por SOS Sanidade Pública ha partido de la Alameda y se ha ido extendiendo por las calles más céntricas de Compostela hasta acabar en la Praza da Quintana. Mientras la cabeza de la protesta llegaba al punto de destino, los últimos manifestantes estaban saliendo del parque santiagués.
Ciudadanía, asociaciones, organizaciones sindicales y todos los partidos políticos de la oposición en el Parlamento de Galicia se han mostrado «unidos» frente a una «Xunta que hace oídos sordos al clamor popular», que este domingo se ha hecho notar en la calle de forma masiva, pero que se reivindica cada semana en diferentes puntos de Galicia frente a centros de salud y hospitales comarcales.
Muchos son los motivos que han traído a estos miles de gallegos y gallegas a Santiago en esta jornada de manifestación. No obstante, a todos los une «la dignidad y los derechos para las personas» que demandan al Gobierno gallego en materia de sanidad, un «derecho universal» que debe estar «garantizado», ser «accesible, eficaz y equitativo» en cualquier parte del territorio.
Las reivindicaciones para A Estrada, Dozón, A Rúa, Costa da Morte, A Mariña o Lalín estuvieron presentes en los cientos de pancartas que portaban los protestantes. Sin embargo, el baluarte y «mejor ejemplo» de la movilización ha estado protagonizado por Verín.
VERÍN, EL BALUARTE DE LA MANIFESTACIÓN
‘Verín non se pecha’ (Verín no se cierra) ha sido uno de los lemas más repetidos y que ha sonado con más fuerza en la Praza da Quintana, donde se ha leído un manifiesto en el que SOS Sanidade Pública aseguraba que esa concentración se hacía eco «de todos los territorios a los que se les están negando sus derechos».
La decisión de la Xunta de cerrar el paritorio del Hospital Comarcal de Verín y suprimir el servicio de urgencias pediátricas en ese centro en diciembre despertó la desconformidad de los vecinos de Monterrei, que protagonizaron movilizaciones que superaron la esfera autonómica y llegaron a la opinión pública a nivel nacional.
La Consellería de Sanidade argumentó distintos motivos para explicar el cierre de ese paritorio, pero finalmente dio marcha atrás y reabrió el servicio el pasado 3 de febrero. No obstante, la plataforma SOS Sanidade Pública tacha esta situación de «discriminación al rural», una más que se suma a las de otros ayuntamientos que han visto mermados los servicios de Atención Primaria, Urgencias o de los Puntos de Atención Continuada.
LA OPOSICIÓN SE MUESTRA UNIDA
En cuanto a los partidos de la oposición, estos se han unido bajo una misma causa: la defensa de la sanidad pública de calidad. Entienden este servicio como uno de los «pilares» de cualquier Gobierno y así lo han trasladado al Parlamento gallego en diversas ocasiones en los últimos tiempos a través de iniciativas parlamentarias que han sido rechazadas por el PPdeG.
De hecho, la sanidad se ha convertido en el caballo de batalla de las últimas sesiones de control al presidente que se han celebrado en el Pazo do Hórreo. Respecto a él, tanto PSdeG, como BNG, Grupo Común da Esquerda y En Marea han coincidido en que la convocatoria de este domingo «marca el fin de Feijóo al mando de la Xunta de Galicia».
Gonzalo Caballero (PSdeG) sostiene que «en estos últimos meses» anteriores a las elecciones autonómicas, la ciudadanía y la oposición mantendrán «el pulso» a un Gobierno popular lleno «de errores y fracasos».
En este sentido, Montse Prado (BNG) ha tachado de «balance demoledor» los once años de mandato de Núñez Feijóo, que «dejan menos y peor sanidad pública mientras refuerza la sanidad privada». Ha recordado los 200 ayuntamientos que se encuentran sin servicio de pediatría, la «destrucción poco a poco» de los hospitales comarcales y los 142 millones de euros menos dedicados a Atención Primaria en los Presupuestos de 2020 de la Comunidad.
Frente a estos hechos, Eva Solla (Grupo Común da Esquerda) tiene claro que este acto reivindicativo deja dos mensajes. «Los gallegos y gallegas han dicho que ya basta de recortes» y que existe «una unidad de toda la oposición frente al Gobierno del PP» que trabajará para «eliminar a la derecha en las próximas elecciones».
La misma reflexión la ha realizado Luís Villares (En Marea), quien ha definido la situación del actual jefe de Gobierno como un líder «derrotado» después de «maltratar» la sanidad y el rural gallego.
SOS SANIDADE
Por su parte, el presidente de SOS Sanidade Pública, Manuel Martín, ha asegurado que su plataforma «solo se mueve por el afán de mejorar la sanidad pública» y no por ningún «interés partidista».
En cualquier caso, considera que «la política neoliberal» y «las acciones del PP basadas en la falsedad y el engaño» son «incompatibles» con un sistema de «calidad» como el que defienden. No niega el factor político de la manifestación, «todo en esta vida es política», pero asegura que no es «cuestión de partidismo» y desde su organización están «dispuestos a hablar con el Partido Popular».
Piden al Ejecutivo autonómico que no continúe «transformando el sistema sanitario» en una «oportunidad de negocios para las empresas multinacionales y los fondos de inversión». Al mismo tiempo que denuncian la «pérdida de calidad, capacidad resolutiva de los centros de salud» y la «congestión de urgencias hospitalarias».
También urgen «ofertar plazas de medicina familiar, pediatría, enfermería, psicología, fisioterapia, logopedia o terapia ocupacional» entre otras plazas para facilitar un «servicio de Atención Primaria Integral».
En lo referente a las condiciones laborales de los trabajadores, SOS Sanidade Pública entiende que los sanitarios sufren «precariedad y contratos basura» por culpa de unas «gerencias politizadas e irracionales».
Estas, entre otras, han sido las reivindicaciones más señaladas de una jornada marcada «por el clamor» en las calles, que no ha temido «al mal tiempo» y que confía en el «poder de las reivindicaciones populares».