«Veo el futuro regular y van a tener que apoyar más el rural», demanda la ganadera y escritora Nieves Fernández Vidueira a las Administraciones públicas desde los montes de Quintela do Pando, en Viana do Bolo (Ourense) mientras pastorea con las 400 ovejas de su explotación ecológica. «El labrador y el ganadero son el pilar, el primer eslabón de la cadena alimentaria y hay que cuidarlo para que no se rompa, si no, mal lo llevamos», argumenta sobre la crisis del sector, agravada por los efectos de la pandemia de COVID-19.
Titular de la ganadería O Pico das Bouzas, especializada en «oveja gallega en peligro de extinción», distinguida con el Premio al Mérito Agrario 2010 y directiva de la Asociación de Criadores de Raza Ovella Galega (Asovega), Nieves Fernández no descarta que haya que impulsar «alguna campaña para promocionar» la compra de cordero que, en su zona, «está relacionado con las fiestas y las celebraciones familiares».
En ausencia de encuentros festivos como consecuencia de las medidas de confinamiento motivadas por el estado de alarma sanitaria, advierte que «se va a resentir el consumo» de este producto y, además, cuando se restablezca la normalidad, la capacidad adquisitiva de la población será menor. «Ya nadie les pregunta a los compañeros por los corderos, ni las carnicerías –que son convencionales, porque no las hay que vendan en ecológico– los compran», explica Nives Fernández, pese a que los ganaderos «siguen gastando para mantenerlos».
En su caso, los corderos de su granja que nazcan en mayo saldrían a la venta en agosto, por lo que desconoce si «cambiará la situación» para entonces. Tampoco nota repercusión en los gastos de explotación porque O Pico das Bouzas es «autosuficiente y todo lo que consumen las ovejas se cosecha en la ganadería», desde la siembra del centeno con el que se alimentan las reses, hasta la hierba, la paja y el pasto de los terreos que abarcan sus parcelas.
«No utilizamos pienso para nada», ha detallado la propietaria para Europa Press. «En la PAC trabajamos unas 60 hectáreas» –ha precisado sobre su certificación en la Política Agrícola Común– «pero las ovejas pacen por toda la aldea, que tiene muchísimas hectáreas más».
DESPOBLAMIENTO
«Vivo en una aldea de 18 vecinos y al bajar con el ganado no se ve a nadie», lamenta Nieves Fernández sobre el impacto social del confinamiento. «Si antes ya se vivía en soledad, ahora más», alerta sobre la situación de la despoblación rural. «Cuando volví de Madrid en 1982, Quintela do Pando estaba llena de gente mayor, de los que solo quedan dos o tres; de los jóvenes no queda nadie, todos han emigrado», añade sobre un fenómeno que califica de «terrible».
Por eso, ha animado a que «es el momento de cambiar» esa tendencia. «Si ahora vuelve gente a los pueblos, que yo creo que sí, sería una salvación para todos», en tanto «es de dónde va a salir el alimento». Así, para Nieves Fernández, «sin agricultores ni ganaderos que hagan paisaje» a través del cultivo de las tierras con diferentes técnicas de trabajo, junto con la cría de ganado que actúe directamente sobre el terreo, «todo se llenaría de zarzas y retamas, el turismo iría en quiebra y muchos otros sectores», ha insistido esta pastora, cuestionando «a ver a quién venderían los comercios» de su municipio y las demás localidades.
UNA LECCIÓN
«Vamos a salir muy cambiados y vamos a aprender a valorar lo verdaderamente necesario», ha afirmado Nieves Fernández sobre la experiencia derivada de la epidemia de coronavirus. «A lo mejor esto que estamos pasando es una lección que nos está dando la naturaleza porque estábamos acabando con ella», en alusión a la las agresiones ambientales. La ganadera ourensana ha comparado esta situación «con el parón que sufren los árboles en invierno».
«Cuando volvamos a renacer, como ahora los árboles empiezan a germinar, eso mismo haremos nosotros y saldremos con la fortaleza con la que salen los brotes», ha confiado esta agroganadera. «Para mí la naturaleza es sagrada», ha recalcado, animando a concienciarse de que «hay que cuidarla y le debemos respeto porque es de lo que vivimos», en tanto «los alimentos no salen del supermercado».
Precisamente, el medio natural es el tema principal en la afición de Nieves Fernández Vidueira por la escritura, que practica diariamente a través de su perfil en Facebook desde que, a finales de 2013, sus dos hijos le regalaron un teléfono inteligente. Muchos de los poemas y cuentos que publica en esa red social se recopilaron en marzo de 2019 en el libro «Retrincos do meu ser», que todavía se puede adquirir en establecimientos de Viana do Bolo.
EN FACEBOOK
Desde la declaración del estado de alarma, que además ha coincidido con el aniversario de la autora, sus reflexiones tratan sobre la pandemia, que ha definido como «mucho peor que una guerra» por la elevada mortalidad que está causando: «Se lleva a gente que ha dado la vida por nosotros, nos lo ha transmitido todo, está matando nuestras raíces», ha indicado Nieves Fernández, afectada porque «en un día muere tanta gente como habita en el ayuntamiento entero de Viana».
El cuidado de las ovejas le permite salir cada día a los montes y «seguir la vida casi normal», por eso se pone «en la piel de la gente que se queda en sus casas en las ciudades». Esta ganadera aspira a que sus fotos y sus textos sirvan para que los demás «puedan disfrutar, sacar una sonrisa y un momento de alegría, y sentirse un poco libres porque están en una jaula».
Entre sus cientos de seguidores hay muchos emigrantes gallegos «por España adelante y fuera de España», algunos de los cuales «no van a poder venir de vacaciones porque les cerraron las fronteras». De esta manera, «sienten su tierra a través de las fotos» en las que Nieves Fernández comparte escenas de su entorno, su actividad cotidiana «y cómo renace la vida a cada instante».
«Es sacrificada porque hay días malos cuando nieva o llueve y se llora de frío», ha explicado sobre las desventajas de su profesión «pero, a pesar de todo, la vida de una pastora es pura poesía porque hay belleza por todos lados, solo hay que valorarla y aprender a leer lo que la naturaleza está hablando continuamente», ha reiterado.
En otra de sus facetas, también atiende un museo etnográfico del que ha sido promotora, con más de 700 tallas de madera elaboradas artesanalmente por ella misma. Cerrado en la actualidad a las visitas, ha asegurado que O Museo da Nieves «va a seguir ahí toda la vida y, más adelante, cuando se pueda, la gente volverá a disfrutar de él».
Mientres tanto, la pastora de O Pico das Bouzas sigue recorriendo los montes de Quintela en compañía de sus siete perros para, a través de su labor, «darle vida al pueblo, a Galicia y al mundo», ha sentenciado con un «¡qué caramba!».