El acusado de la muerte de la lucense Cristina Cabo Buján, J.U.V.S., ha mantenido su versión durante su declaración en la última jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Lugo desde el pasado lunes.
Tras tres intensos días de proceso, en la tarde de este miércoles ha concluido el juicio por la muerte de la joven, que perdió la vida tras recibir 47 puñaladas en el mes de noviembre de 2022 después de mantener relaciones con el acusado.
El hombre, que fue el último en declarar y solo lo hizo a preguntas de su abogada, ha comenzado el relato de los hechos pidiendo disculpas por lo sucedido y se ha dirigido a la familia, lo que produjo una alteración en la sala por lo que los familiares cercanos la abandonaron.
En el relato de los hechos, el acusado ha mantenido la versión de que fue la víctima la que sacó el cuchillo y le amenazó intentando atacarle. También ha asegurado que ella le tiró cosas, le insultó y forcejeó.
Además, ha insistido en que él intentó tranquilizarla y que luego perdió la cabeza. La declaración del acusado puso el colofón a un gran número de testimonios de peritos que no consiguieron respaldar la versión del acusado.
LOS HECHOS
Treinta años de prisión es pena que la Fiscal y la acusación popular piden para J.U.V.S., autor confeso de la muerte de Cristina Cabo Buján. Los hechos se remontan al invierno de 2022, cuando se conocieron en un local nocturno del casco histórico, y luego la acompañó a casa para, presuntamente, mantener relaciones.
Sobre las 8,00 de la mañana, dos horas después de haber llegado al domicilio, se produjo una discusión entre ellos que derivó en la agresión, que consistió en 47 puñaladas, que provocaron un desangramiento lento y finalmente la muerte «con gran sufrimiento». El hombre abandonó la casa tras sustraerle un ordenador y una bicicleta.
El cuerpo de Cristina fue encontrado al día siguiente por su hermana, que acudió al domicilio preocupada porque no contestaba al teléfono. Tras iniciarse la investigación, fue la hermana de J.U.V.S. la que lo delató, porque encontró entre las pertenencias del hombre, que vivía con ella, el ordenador. Tras ser detenido, confesó el crimen, pero achacó la agresión a una enajenación mental por el consumo de drogas y alcohol.
Para la acusación se unen dos delitos, el de asesinato con alevosía y ensañamiento, para el que pide 25 años, y el de robo con violencia e intimidación, que son 5 más. Además, reclama la indemnización por daños morales a la familia de la fallecida por valor de 230.000 euros.
Por su parte, la defensa reclama una pena de 15 años asegurando que no fue un crimen premeditado y que el hombre sufría un trastorno mental causado por el consumo de estupefacientes y alcohol y que actuó en legítima defensa.