El 57 por ciento de las personas con diabetes se inyecta la insulina justo cuando va a comer por miedo a las hipoglucemias o por no saber exactamente cuándo o qué va a comer, perdiendo una oportunidad de mejorar su control glucémico y los picos posprandiales, según ha asegurado la especialista en Endocrinología y Nutrición del Complexo Hospitalario Universitario de Ferrol, la doctora Cristina Tejera.
Esta afirmación se realiza en base a los datos obtenidos en una encuesta realizada por Novo Nordisk entre más de 200 personas con diabetes con motivo del Diabetes Experience Day.
La experta explica que las insulinas rápidas tendrían que inyectarse 15 minutos antes de las comidas, frente a las insulinas regulares que deberían aplicarse unos 30 minutos antes. Por otro lado, en el caso de las ‘faster aspart’ se pueden inyectar justo en el momento de la ingesta, dos minutos antes o hasta 15 minutos después.
Para conseguir un buen control glucémico es importante el ajuste y el seguimiento diario de la glucemia posprandial (los niveles de azúcar después de las comidas), pero todavía existe un «alto» porcentaje de las personas con diabetes que desconocen que hay alimentos que suben más el azúcar después de las comidas.
En este sentido, observar en qué cantidad sube una comida el azúcar podría ayudar al ajuste de la dosis de insulina antes de volver a comerla la próxima vez.
La especialista también ha advertido que para tener unos niveles «adecuados» de azúcar, alcanzar los objetivos de control de la hemoglobina glicosilada «no lo es todo», por lo que a ello habría que añadir el ajuste de la glucemia posprandial, que contribuye a la variabilidad glucémica.
Una descompensación entre ambos parámetros favorece el desarrollo de complicaciones y merma la calidad de vida. Algunas de las consecuencias del mal control glucémico son la nefropatía, la retinopatía, el deterioro de la función cognitiva y las enfermedades cardiovasculares.
«Además, una glucemia posprandial elevada puede verse acompañada de hiperlipemia posprandial, también lesiva. Esta conlleva un aumento significativo del valor de los triglicéridos», añade la experta.
CONTROL DE LA GLUCEMIA POSPRANDIAL
La doctora Tejera ha explicado que mantener «bajo control» la glucemia posprandial es posible a través de herramientas que permitan «la monitorización continua de glucosa en tiempo real y los sistemas flash o de monitorización continua de glucosa intermitente».
La especialista defiende además que no solo hay que enseñar a comer correctamente a las personas con diabetes, sino también a saber ajustar la dosis de insulina en función de lo que vayan a comer. En este sentido, «la generación de análogos de insulina de acción rápida con un perfil más fisiológico y una forma de administración más sencilla representa un avance notable en la insulinoterapia», ha resaltado la experta.
No obstante, cada caso es único y no se controla de la misma manera la glucemia posprandial en diabetes tipo 1 que en diabetes tipo 2.
En la diabetes tipo 2, asegura la experta, es más fácil controlar las glucemias con la alimentación, la actividad física y los fármacos actuales, ya que se mantiene con glucemias más estables. Por el contrario, en la diabetes tipo 1 se requiere un ajuste «más fino» en estos aspectos, prestando atención a la sensibilidad a la insulina, la pauta de insulina, etc.
En este aspecto, la doctora Tejero ha insistido en la necesidad una buena «educación diabetológica», para que el paciente aprenda cuál es su glucemia posprandial y tenga claros sus objetivos en este tipo de glucemia y las herramientas disponibles para controlarla, así como informar sobre estos parámetros al profesional sanitario para ir ajustando su tratamiento.
Según la encuesta, el 88 por ciento de las personas con diabetes sí que hacen este ejercicio de compartir información y un 94 por ciento cambia las pautas en su tratamiento para mejorar el control glucémico.
No obstante, «es necesario aumentar el conocimiento e interés de los profesionales sanitarios y las personas con diabetes sobre el control de la glucemia después de las comidas porque afecta positivamente a los niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c) eliminando ‘picos y valles’ glucémicos y, en consecuencia, mejorando la calidad de vida», ha concluido la especialista.