La Xunta considera que el nuevo modelo del sistema de acceso a la universidad que plantea el Gobierno central «desincentiva» su preparación al «diluir» cinco asignaturas de «carácter humanístico» en la denominada prueba de madurez, al tiempo que genera «más desigualdades», incluso dentro de cada comunidad al «no fijar» criterios «homogéneos».
Así lo ha trasladado el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, en una rueda de prensa celebrada este lunes en el edificio administrativo de San Caetano –en Santiago– donde ha avanzado las principales líneas del documento de alegaciones que presentará la Administración gallega al proceso para la reformulación de la actual Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad, antes conocida como selectividad.
Acompañado por miembros de los departamentos de universidades e innovación de la consellería, el titular de Educación ha señalado que el modelo planteado por el Gobierno «no soluciona ninguno de los problemas señalados como claves de bóveda» para una meta, la reformulación de la prueba de acceso a la universidad, que la Xunta sí considera necesario afrontar.
Según Rodríguez, el documento remitido por el Ministerio de Educación ha generado «sorpresa» y «preocupación» en la Xunta, que lamenta que el Ejecutivo central no atienda la demanda de varias comunidades (incluida Galicia) que piden la «unificación» y «homogenización» del sistema.
Así las cosas, entienden que el modelo propuesto, además de «no solucionar las desigualdades territoriales de base», va a provocar también «desigualdades» dentro de las propias comunidades a la hora de la correción de los exámenes según el tribunal.
Galicia también se opone a las características de la prueba de madurez, que tendrá un peso del 75% en la nota final del alumno. Esta es una de las principales novedades del sistema planteado por el ministerio, que empezaría a implantarse de forma progresiva a partir del curso 2023/24 con el objetivo de terminar su desarrollo en 2026.
A juicio de la Consellería de Educación, el hecho de tener «un peso tan sustancial» en la calificación definitiva debe acarrear la fijación de «criterios de homogenización» para que exista un «marco común» que «defina las competencias y criterios» a seguir y exigir.
En este sentido, considera que esta prueba de madurez «desincentiva» al alumnado a preparar la EBAU y es contraria a la «cultura de esfuerzo» que, según Rodríguez, se inculca en el sistema educativo, ya que «se diluyen» en este examen asignaturas de carácter «humanístico» como las lenguas, la historia y la filosofía.
Otra de las dudas que el Gobierno gallego pide al ministerio que aclare es cómo se llevará a cabo la corrección de esta prueba, algo que, según los técnicos de la Consellería de Educación, no figura en la documentación remitida.
Y es que, como ha explicado Román Rodríguez, al tratarse de una prueba heterogénea con contenido tématico de distintas asignaturas ha de determinarse si la corrección recae en un único profesor que tendrá que evaluar contenido que no es su especialidad o si, por contra, un mismo examen deberá ser revisado por varios docentes.
En resumen, Román Rodríguez ha instado al Ministerio de Educación a actuar con «flexibilidad» y «altura de miras» para «no imponer un modelo que no sólo no corrige los previos, si no que, además, al no plantear estándares homogéneos, puede generar mucha inseguridad en el profesorado, el alumnado y los centros».
«Estaríamos dando un paso atrás en una prueba tan singular para el futuro de cientos de miles de jóvenes», ha sentenciado el conselleiro, que ha aclarado que, por el momento, la Xunta únicamente trabaja en las alegaciones al documento remitido por el ministerio.
Cuestionado sobre las alternativas que plantea el Gobierno gallego, Rodríguez ha incidido en que la postura política al respecto «es clara» y pasa por configurar «un sistema único y lo más homongéneo posible» para evitar «desigualdades» entre las comunidades autónomas.