La población de gaviota patiamarilla se redujo un 70% de Galicia en la última década, según alerta el Centro de Extensión Universitaria e Divulgación Ambiental de Galicia (Ceida) con base en los datos del censo elaborado en el proyecto Artabro2 –realizado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica–.
Este estudio se centra en la costa desde las Illas Sisargas hasta el límite de Lugo, con un censo de 2.674 parejas, de las que la inmensa mayoría se localiza en las Sisargas (2.306).
Así, los datos confirman el «acusado declive poblacional de la especie en Galicia», pues en el caso de las Sisargas llegaron a alcanzarse las 13.000 parejas en los años noventa.
Asimismo, «este descenso también se están produciendo en otros lugares de Galicia, como en el Parque Nacional das Illas Atlánticas, donde es del 70% igualmente».
DESCONOCEN LA CAUSA
Sergio París, investigador del Ceida, indica: «La gaviota tiene mala fama en los entornos urbanos, por lo que estos datos se pueden tomar a la ligera, pero tenemos que tener en cuenta que hablamos de una especie propia de Galicia».
Remarca que son «poblaciones naturales presentes en áreas de gran valor natural y con alimentación y hábitos naturales, muy distintos de esa imagen de las gaviotas urbanas, que también parecen presentar un declive de sus poblaciones en los últimos años».
Tanto el Ceida como el resto de investigadores que trabajan en el estudio de esta especie desconocen la causa concreta de este declive. La desaparición de fuentes de alimentación facilitadas por el ser humano, como pueden ser la vinculada a la eliminación de escombreras, y una menor disponibilidad de alimento en forma de descartes pesqueros, pueden ser responsables de una parte de la caída detectada.
A esto se unen eventos esporádicos de mortandad de gaviotas tanto en Galicia como en otros territorios, como el reciente episodio en el embalse de Vilagudín, en Ordes (A Coruña), con cientos de ejemplares envenenados.
También se producen episodios esporádicos en los que las aves se ven «afectadas por algún tipo de enfermedad o síndrome desconocidos que las paraliza hasta llegar a provocar su fallecimiento», explica Sergio París.