La Universidade de Vigo, por medio de la investigadora portuguesa Sara Rocha, del Laboratorio de Filogenómica, ha sido la única universidad o centro investigador de España integrado en el equipo de científicos que ha logrado secuenciar el genoma del calamar gigante o ‘kraken’.
Rocha se sumó hace unos meses, de la mano de la investigadora (también lusa) Rute Fonseca, de la Universidad de Copenhague, a un estudio en el que participaron decenas de expertos de 35 instituciones de varios países. Junta a ella ha trabajado también en la UVigo la bióloga portuguesa Alvarina Couto.
Este equipo ha logrado secuenciar el genoma del calamar gigante, y su trabajo acaba de ser publicado en la revista GigaScience. Se trata de una investigación que ha sido desarrollada a lo largo de varios años, debido a los problemas con las muestras, que proceden de tejido muerto y con el ADN bastante degradado.
Sin embargo, estos investigadores consiguieron obtener un genoma de excelente calidad procedente de un único calamar localizado en Nueva Zelanda, gracias al uso de muchas tecnologías de secuenciación diferentes, y pudieron compararlo con los demás genomas de cefalópodos, otros invertebrados y vertebrados.
Según ha destacado la propia Sara Rocha, el genoma es «como una especie de manual de instrucciones de un organismo», por lo que el valor de la secuenciación del genoma del calamar gigante «es incalculable». Esos datos, además, serán también valiosos para otros científicos.
Entre la información que se ha podido obtener está la enorme cantidad de protocadherinas (un tipo de proteínas de las que el calamar gigante y el pulpo tienen el doble que los mamíferos, y tres veces más que otros moluscos) o que los genes HOX (responsables de un desarrollo correcto del plano corporal) están más distantes entre sí que en otros animales, excepto el pulpo.
A lo largo de seis meses, Sara Rocha y Alvarina Couto se dedicaron a la producción de alineamientos de miles de clústeres de genes, entre el calamar y otros animales, un trabajo que fue posible gracias a una gran capacidad computacional y con el apoto del Centro Tecnolóxico de Supercomputación de Galicia (CESGA).