El incendio de Oímbra ha sorprendido a la localidad de Vilela, en el municipio de Cualedro. Allí los vecinos, cargados de ramos de ‘xestas’ y palas corrían hacia el fuego para colaborar en su extinción. «Hay que unirse y salvar las casas, no vamos a permitir que arda el pueblo», ha subrayado uno de los habitantes.
Sobre las cinco de la tarde de este viernes el fuego asomaba por la montaña con llamas de varios metros de altura. En cuestión de minutos el incendio cruzó de Lucenza a Vilela, situándose a tan solo unos cientos de metros de las viviendas de la aldea.
Los vecinos observaban con preocupación su cercanía y velocidad de expansión gracias al viento. No obstante, el miedo fue sustituido por decisión y antes de que llegasen los bomberos una de las ancianas de la localidad –portando una pala– tuvo que ser frenada por la Guardia Civil cuando se dirigía al incendio.
Armados con grandes palas y ramos de ‘xestas’ que iba distribuyendo una de las vecinas, un equipo de voluntarios se dirigió al fuego. En cuestión de minutos el pueblo se había movilizado uniéndose a la carrera a los dispositivos de extinción.
En medio de la faena admiten que «no hay espacio para el miedo», y denuncian que «si no hacen nada arderán las casas como en A Caridade». María, una de las jóvenes voluntarias remarca que «por mucho que le manden quedar en casa si el pueblo no se junta no quedará nada». «Llevamos tres días ayudando en incendios, esto es terrible, no damos hecho», lamenta.
A ellos se han sumado voluntarios de localidades vecinas e incluso de la propia ciudad de Ourense: «Tratamos de intentar salvar el pueblo, no como en otros sitios que los dejaron arder, el monte ya lo damos por perdido», señala una de ellas.
En esta línea, otro de los voluntarios llamado Ángel, ha explicado que acudió a ayudar a uno de sus amigos, que tiene una casa en Vilela, para «contener el fuego y que no llegue a ella».