La investidura de Alfonso Rueda en el Pazo do Hórreo ha quedado saldada este jueves según el guión previsto con los votos afirmativos del PPdeG, aunque esta última sesión no ha estado exenta de anécdotas en la votación y el sobresalto en el hemiciclo gallego por la indisposición sufrida por el portavoz parlamentario popular, Pedro Puy, que ha tenido que ser hospitalizado por problema cardíaco.
Aunque bastaron los 41 «sí» pronunciados por los diputados populares presentes en el hemiciclo, incluido el todavía presidente en funciones, Alberto Núñez Feijóo, la votación estuvo a punto de suspenderse cuando todavía faltaba una veintena de parlamentarios por emitir su voto.
La secretaria de la Mesa, la popular Corina Porro, pasó por alto una hoja con los nombres de los diputados llamados por orden de lista a partir de Felisa Rodríguez Carrera, lo que llevó a que los miembros de la Mesa votasen antes que otros diputados que se habían quedado fuera y que luego fueron nombrados, como la portavoz del BNG, Ana Pontón.
«No, no, pero vamos a ver, expliqué que los miembros del Gobierno en funciones y los de la Mesa votan de últimos», interrumpió el presidente de la Cámara, Miguel Santalices: «Aquí hubo un problema». El jefe del Legislativo planteó incluso si había que volver a iniciar la votación: «Vamos a hacer las cosas bien».
El letrado mayor de la Cámara mandó continuar la votación al tener identificadas a sus señorías que faltaban por emitir postura en la Cámara y Corina Porro retomó por la diputada Lupe Murillo en un llamamiento final en el que Alberto Pazos Couñago también vio cambiado su apellido por el de su predecesor en la lista, el presidente de Nuevas Generaciones, Adrián Pardo.
El recién investido presidente vivió un momento similar la primera vez que accedió al Parlamento de Galicia, en 2009 cuando concurrió, de aquella siendo secretario general del PP gallego junto a Feijóo en las elecciones que supusieron la primera mayoría de cuatro consecutivas. Entonces, aunque luego dejó el escaño como el resto de miembros del Gobierno autonómico –salvo el presidente–, Rueda fue «excluido» de la prestación de juramento o promesa como miembro del hemiciclo.
«¿Quedó alguien sin nombrar?», preguntó el entonces secretario de la mesa, José Manuel Balseiro, tras excluir por error a dos de sus compañeros de bancada, el hoy investido sexto presidente de la autonomía de Galicia y Carlos Negreira.
Acto seguido, Balseiro, que es diputado también en esta legislatura, pronunció: «Alfonso Rueda Venezuela», un de aquella diputado raso que, como este jueves Pazos Couñago, vio cambiado su nombre por el del país americano. Esta confusión provocó las «risas» del hemiciclo, como figura en el diario de sesiones del 1 de abril de 2009 consultado por Europa Press, ante un Balseiro que preguntaba en qué se había «equivocado» de nuevo.
SOBRESALTO
La última jornada de la sesión de investidura también ha estado marcada por el sobresalto en las bancadas a raíz de la indisposición que sufrió el portavoz parlamentario del PPdeG, Pedro Puy, que según confirmaron fuentes populares, tuvo un «episodio cardíaco adverso», motivo por el que fue evacuado en ambulancia del servicio de Urxencias Sanitarias 061 al Hospital Clínico de Santiago, donde quedó hospitalizado en la Unidad de Coronarias tras ser atendido por el servicio de Hemodinámica.
Pedro Puy sufrió este problema tras intervenir en la segunda sesión del debate de investidura, tras lo que fue sustituido por el diputado y vicesecretario de Organización Territorial del PP, Miguel Tellado, en el turno de réplica de los grupos, que tuvieron palabras de aliento y deseos de recuperación para el veterano diputado.
Tras el aplauso cerrado de las bancadas populares, el abrazo con el presidente de la Xunta en funciones, Rueda abandonó el hemiciclo en el que siguieron el debate fundamentalmente como invitados cargos públicos, desde los presidentes de las diputaciones, a senadores –José Manuel Barreiro (PP) o Xaquín Fernádez Leiceaga (PSOE), pasando por cargos territoriales de la Xunta, el presidente de la Fegamp, Alberto Varela, y alcaldes y alcaldesas de los grupos de la oposición –PSdeG y BNG– y del PPdeG.
El ya investido presidente saludó uno por uno a los miembros de su gabinete y otros integrantes de la Xunta que le han acompañado hasta el relevo al frente de San Caetano, abrazos silenciosos que rompieron cuando le instaron a que era la hora de las cañas. «¡Sí, por favor!», proclamó distendido Rueda, que abandonó los pasillos con su mochila al hombro y abrazado a dos de las más fieles colaboradoras de Feijóo.