El sindicato CIG ha denunciado este jueves un supuesto caso de acoso sexual y laboral a una trabajadora de la planta industrial del grupo Nueva Pescanova en O Porriño (Pontevedra), y ha criticado la actitud de la empresa por «castigar» a la empleada, y crear «un caldo de cultivo» para impedir que otras trabajadoras puedan denunciar si se encuentran en una situación similar.
En una rueda de prensa, el secretario comarcal de la FGAMT, Suso García, y la responsable de Igualdad de la CIG, Esther Mariño, han explicado que esta trabajadora se puso en contacto con el comité de empresa el pasado mes de febrero para denunciar que estaba siendo acosada sexualmente por su jefe directo, mediante comentarios sexuales, insinuaciones e incluso tocamientos.
El sindicato ha explicado que la primera medida que adoptó la dirección de Recursos Humanos de la empresa fue cambiar de turno a la trabajadora, a pesar de que ésta pidió que no se la cambiara.
Asimismo, se puso en marcha el protocolo antiacoso que hay en la factoría y que fue acordado por empresa y sindicatos, y se presentó formalmente la denuncia. A partir de ese momento, «comenzaron a pasar cosas gravísimas», según la CIG, que criticó que «se difundieron» datos de la trabajadora y del presidente del comité, y «no se respetó la obligada confidencialidad» en estos casos.
La central también ha criticado la «lentitud» con la que se dieron los pasos en este procedimiento, y ha señalado que se constituyó la comisión de acoso pero se retrasó la tramitación de la denuncia hasta junio. Además, a pesar de que el tiempo máximo para resolver es de 45 días, la resolución no llegó «hasta el 19 de noviembre».
Para sorpresa de la CIG, la empresa optó por amonestar a la trabajadora, a la que acusa de haber «obstruido» la tramitación del procedimiento. Además, ha añadido, se pusieron problemas también a otras trabajadoras que iban a declarar en la instrucción como testigos de la empleada supuestamente acosada.
«Esto crea un caldo de cultivo y desanima a otras mujeres que puedan encontrarse en la misma situación. No denunciarán porque perciben que esos comportamientos quedan impunes», ha señalado Esther Mariño.
En todo caso, la CIG ha confirmado que recurrirá la resolución y, además de las gestiones ante la Inspección de Trabajo, que ya es conocedora de los hechos, han advertido de que no descartan acudir a los tribunales. «No podemos dejar pasar algo como esto», han señalado desde el sindicato.
VERSIÓN DE LA EMPRESA
Por su parte, la empresa ha explicado que, tras recibir la denuncia se puso en marcha el protocolo de actuación en casos de acoso y se trasladó a la Mesa de Igualdad de la empresa, compuesta por representantes de la parte sindical y de la empresarial, y la trabajadora ejerció «su derecho» a elegir a los miembros de la Mesa que compusieron la Comisión de Acoso.
Según ha detallado Nueva Pescanova a Europa Press, la Comisión se constituyó a principios de marzo y, paralelamente, mientras se desarrollaba la investigación interna, se cambió de turno a la empleada para que no coincidiese en su trabajo con la persona denunciada.
La Comisión (en la que hay miembros de la CIG) decidió «por unanimidad» posponer el inicio de la investigación debido al estado de alarma y, cuando se reanudó, se entrevistó a 17 personas, entre ellas la trabajadora y el supuesto acosador. Además, ha precisado la empresa, 8 de los testigos fueron elegidos directamente por la denunciante.
«Debido a lo delicado de la investigación», ha subrayado la empresa, la instrucción se alargó durante varios meses, «con el objetivo de encontrar evidencias concluyentes», durante los cuales ha habido un «seguimiento» por parte de la Inspección de Trabajo.
Finalmente, la Comisión determinó el archivo del expediente, «al no haber podido acreditar situación de acoso alguna», ni haberse acreditado «ninguna de las acusaciones efectuadas», y así lo trasladó a las partes implicadas. Además, informó a la trabajadora de que sería sancionada «por haber obstaculizado de manera clara y probada la labor de investigación en este proceso».