La Operación Centinela Gallego, que despliega cada año el Ejército en los montes gallegos para prevenir incendios forestales, ha concluido este jueves con un balance de más de un centenar de avistamientos de fuegos, conatos y quemas, así como con el descubrimiento de información relevante en relación a personas sospechosas y diverso material incendiario.
La operación se inició el 15 de agosto y ha finalizado este primer día de octubre con el repliegue de todo el personal sobre la Base General Morillo de Pontevedra. En este mes y medio de operación se han desplegado alrededor de 350 militares con la misión principal de vigilancia y disuasión y se han recorrido más de 4.600 kilómetros diarios por los montes gallegos, sumando un total de más de 220.000 kilómetros, lo que supone más de 1.500 patrullas realizadas.
Asimismo, se han realizado más de 50 vuelos con el sistema de avión no tripulado, superando los 3.500 minutos de observación, lo que ha permitido la detección temprana de cinco incendios.
En Centinela Gallego ha participado personal y medios de la Brigada Galicia VII (Brilat) procedente de sus tres bases en Pontevedra, Asturias y Valladolid, y del Tercio Norte de Infantería de Marina, perteneciente a la Armada y con sede en Ferrol. Las unidades militares han actuado bajo el control operativo del Mando de Operaciones, desplegado en las zonas asignadas por parte de la Xunta en tres de las cuatro provincias gallegas.
Durante el desarrollo de la operación, las patrullas militares han mantenido un contacto permanente con todas las autoridades civiles, así como con los diferentes centros coordinación responsables de la lucha contra incendios, tanto a nivel regional como a nivel provincial.