La armadora del ‘Villa de Pitanxo’, Pesquerías Nores Marín, habría pedido a Samuel Kwesi, uno de los supervivientes del naufragio del pesquero gallego, que cambiase su versión sobre lo acontecido en la madrugada del pasado 15 de febrero a 450 kilómetros de la costa de Terranova (Canadá).
«Eso no suena bien, porque no nos ayuda» serían algunas de las palabras que le habrían dicho desde la empresa a Kwesi para que mintiese acerca de lo que él mismo vivió durante los últimos minutos que el barco permaneció flotando, según se desprende de la declaración del marinero ante la Guardia Civil a la que ha tenido acceso Europa Press.
Samuel Kwesi había mantenido desde un principio una versión de los hechos ante los marineros del ‘Playa Menduiña 2’, el barco que los rescató, asegurando que el Pitanxo había embarrado (el aparejo de pesca se había atascado en el fondo del mar), por lo que el barco se escoró y comenzó a entrar agua, haciendo que posteriormente se parase el motor.
Sin embargo, después varió sus palabras tras ser presionado tanto por la armadora como por el capitán, Juan Padín. Aunque finalmente admitió que eso no era verdad y volvió a contar el mismo discurso que había manifestado ante los marineros del ‘Playa Menduiña 2’.
«Eso no cuadra, es mejor decir que primero se paró el motor y luego la maquinilla», le indicaron desde la compañía a Samuel Kwesi, según la declaración de este último ante la Guardia Civil. Fue en el propio ‘Playa Menduiña 2’, antes de llegar a tierra, cuando en varias conversaciones telefónicas con un responsable de la empresa, al que identifica, trataron de hacer que cambiase su versión.
Entre otras cuestiones, Samuel defiende que la armadora le insistió en que no dijera que el capitán no había dado la señal de abandono del buque, y en que asegurase que primero se paró el motor principal y luego las maquinillas de recogida del aparejo.
Además, en una segunda llamada la empresa le comenta que tenía que manifestar que habían realizado ejercicios de salvamento y emergencia, pese a que el marinero asegura que nunca se llevaron a cabo.
En los días siguientes siguió recibiendo llamadas de la armadora, en las que siempre se ponía el foco en que cambiase tres puntos importantes de su versión: «respecto a que primero se paró el motor principal y luego las maquinillas; que el capitán había dado la señal de abandono del buque y que se habían hecho simulacros de emergencia».
Preguntado por si se sintió amenazado o coaccionado, Samuel respondió a la Guardia Civil que no, que lo que hacía la armadora era indicarle lo que tenía que decir, pero lo decía «con buenas palabras y de forma amable». Sin embargo, no dijo lo mismo de Padín, el cual insistía «de forma autoritaria que tenía que cambiar esa versión».
VIAJE A ESPAÑA
Asimismo, tras ser rescatados, durante el viaje de regreso a España, el armador y el capitán le insistieron en que tras llegar a territorio nacional, al día siguiente iba a haber una reunión a las nueve de la mañana en la oficina de la empresa para tratar el tema de traer a su familia a Galicia.
Según palabras de Samuel, ambos insistieron mucho en que acudiera, pero finalmente no lo hizo, ya que su madre adoptiva le aconsejó no ir y dejó de tener contacto tanto con la armadora como con el capitán.