Los tres policías implicados en la muerte de Diego Bello, el joven coruñés asesinado en Filipinas en enero de 2020, se han ratificado en su versión, sosteniendo que el joven llevaba una pistola y que estaba vinculado con el tráfico de drogas.
Así lo ha explicado a Europa Press el portavoz de la familia y tío del joven, Francisco Lafuente, que ha señalado que, de acuerdo con las informaciones que les trasladan desde el consulado español, los policías, contra los que pesa la acusación por el asesinato de Diego Bello, se han ratificado en el atestado policial realizado en su día.
En él, sostenían, ha recordado el portavoz de la familia, que Diego Bello sacó una pistola «y que se le preparó una emboscada para saber si vendía droga». «Decían que era un narcotraficante», recordó el portavoz de la familia, que, desde el primer momento, rechazó cualquier vinculación del joven con el tráfico de estupefacientes o la posibilidad de que tuviese un arma.
En estos momentos, la familia esté a la espera de los pasos que dé la Fiscalía y buscando un abogado en Filipinas, donde se cometieron los hechos, en concreto en la isla de Siargo. En particular, destacan que las propias autoridades policiales rechazaran que hubiese un tiroteo y sostienen que «lo mataron». «De un tiro en la cabeza», ha añadido en referencia también a la autopsia.