El proyecto SensoXenoma, pionero a nivel mundial y que arrancó hace tres años en Santiago, ha conseguido demostrar cómo la música puede modificar la expresión génica, la actividad proteica y la microbiota oral en personas con trastorno del espectro autista (TEA), Alzheimer y daño cerebral.
Esta es una de las conclusiones a las que llegó el proyecto tras tres años de investigación. Los estudios muestran que ciertos estímulos musicales son capaces de modificar la expresión de los genes, la actividad de las proteínas e incluso la microbiota oral.
«Entendemos ahora que la música no es solo un estímulo cultural o emocional, sino un modulador biológico capaz de influir en genes, proteínas y microorganismos que afectan directamente a la salud y el bienestar», ha afirmado el catedrático de la USC, Antonio Salas en la presentación de los resultados este martes.
La sensogenómica, como disciplina que estudia el impacto de la música en la expresión génica, fue creada como concepto y desarrollada por los grupos de investigación multidisciplinar GenPoB (Grupo de Xenética de Poboacións en Biomedicina) y GenViP (Grupo de Investigación en Xenética, Vacinas e Enfermidades Infecciosas) de la USC y del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS), del que también forma parte la Universidade de Santiago de Compostela.
El proyecto está liderado por los catedráticos de la USC Antonio Salas Ellacuriaga y Federico Martinón Torres, responsables respectivamente de GenPoB y GenVip, y por la doctora Laura Navarro Ramón, musicóloga y coordinadora de Sensoxenoma.
La iniciativa arrancó en 2022 con los Conciertos Sensoxenoma, en colaboración con la Real Filarmonía de Galicia y el Auditorio de Galicia, concebidos como experimentos controlados para estudiar la relación entre estímulos musicales y biología humana.
Durante los primeros dos años, los estudios se centraron en personas sin patologías conocidas y en pacientes con trastornos cognitivos de edad avanzada, como el Alzheimer.
POR PRIMERA VEZ SE ESTUDIAN PACIENTES CON DAÑO CEREBRAL
Explican que fueron sentando las bases de unos estudios que este año han dado un paso más allá. Por primera vez, los investigadores analizan pacientes con daño cerebral y TEA, además de aportar nuevos resultados en pacientes con demencia.
«Rompimos barreras técnicas de todo tipo. Desde analizar cantidades mínimas de sangre obtenidas con una simple punción en el dedo, hasta estudiar el transcriptoma completo a partir de muestras de saliva y lágrimas. Además, logramos medir simultáneamente la expresión de más de 30.000 moléculas, miles de proteínas y por primera vez también en la historia, la microbiota oral en pacientes con alzhéimer y TEA a partir de muestras mínimas recogidas en contextos logísticos muy complejos», explica Antonio Salas.
Así, en pacientes con TEA, la música modula genes implicados en el desarrollo neurológico, la regulación inmune y la función mitocondrial, mientras que en la enfermedad de Alzheimer, los cambios en la microbiota oral sugieren que la música podría influir en mecanismos relacionados con la neuroinflamación y la progresión de la enfermedad.
Estos resultados se alinean con la hipótesis emergente en neurociencia de que infecciones y desequilibrios microbianos podrían ser un factor causante de ciertas demencias. Además, abre «enormes» posibilidades terapéuticas.
«La detección de alteraciones en la microbiota de pacientes tras el estímulo musical resulta especialmente interesante, ya que hoy se expone que el origen de ciertas enfermedades neurodegenerativas podría vincularse a infecciones orales», profundiza Salas, añadiendo que se abre la posibilidad de explorar su potencial en la identificación de biomarcadores.
PRÓXIMO CONCIERTO
El concierto de este año se celebrará el 3 de octubre, con lo que se cumplirá la cuarta edición de este proyecto. El concierto, que acogerá nuevamente el Auditorio de Galicia, tendrá dos partes musicales de 30 minutos y se recogerán muestras de donantes voluntarios antes, después y en el descanso del concierto para poder comparar los resultados de dos impulsos musicales contrastantes.
El repertorio será secreto, como en el resto de ediciones, y cada parte del concierto estará asociada de nuevo a dos emociones distintas, lo que permitirá estudiar el efecto de diversos estímulos musicales en la biología humana. Se recogerán muestras de sangre (punción capilar en un dedo), de saliva (frotis bucal), y muestras lagrimales de personas mayores de 18 años, y se usarán sensores inalámbricos gracias a la renovación de la colaboración académica con la Escuela de Psicología de la Universidad del Minho.
A través de los sensores que llevarán los donantes en sus manos durante el concierto se podrá monitorizar la actividad electrodérmica, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea, un evento histórico jamás realizado.
En esta edición, se recogerán muestras de personas con enfermedades neurodegenerativas, trastorno del espectro autista y daño cerebral, gracias a la colaboración de distintas asociaciones de pacientes, como Daño cerebral Santiago de Compostela, AMES Miastenia, ASPANAES y la Asociación Española de Paraparesia Espástica Familiar.
Además, por primera vez se usarán mochilas vibratorias en participantes de la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Galicia (FAXPG) con el objetivo de hacer la experiencia musical más inclusiva y versátil.
Las inscripciones para participar como donante se realizarán directamente a través de la página web oficial del proyecto. Las personas donantes formarán parte de una investigación, así que deberán firmar un consentimiento informado. También habrá entradas a disposición del público general a la venta por un precio de 5 euros en la Zona C y en la web de Compostela Cultura.