Los sindicatos ELA, CIG e Intersindical catalana han abogado por unir fuerzas en el sindicalismo de confrontación para «avanzar en derechos sociales y nacionales».
Los secretarios generales de ELA (Mitxel Lakuntza), CIG (Paulo Carril) e Intersindical catalana (Sergi Perelló) han presentado este jueves en Barcelona un manifiesto conjunto en el que los tres sindicatos refuerzan su alianza como «principales representantes de la clase trabajadora en las naciones sin Estado de la Península Ibérica».
En dicho documento alertan sobre «la ofensiva reaccionaria y recentralizadora que, a su juicio, ya está afectando a la cohesión social, y que podría «hacer retroceder los derechos sociales y la provisión de servicios públicos».
Según han denunciado, esta ofensiva, que «criminaliza la movilización social y sindical», está acompañada de «discursos de odio» dirigidos a los colectivos vulnerabilizados como personas empobrecidas, mujeres, migrantes, personas LGTBI, y los pueblos que «forman parte del Estado español con lenguas y culturas propias».
Asimismo, ELA, CIG e Intersindical han alertado sobre el avance de ideologías de extrema derecha a nivel global, que además de «amenazar los derechos de los trabajadores, promueven una agenda bélica que perpetúa la explotación y control geopolítico de los pueblos».
Las tres organizaciones coinciden en denunciar «un sesgo ideológico en los poderes del Estado, especialmente en la judicatura, las fuerzas de seguridad y una parte importante de los medios de comunicación, que defienden un sistema unitario y uniforme que niega la realidad plurinacional del Estado y el derecho de autodeterminación».
COMPROMISOS
En el manifiesto, estos sindicatos asumen el compromiso de defensa de las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora. «Nos comprometemos a situar la mejora de las condiciones laborales en el centro de la estrategia del sindicalismo nacional y de clase de nuestros países», ha agregado.
Según han manifestado, a defensa de unas condiciones de vida y trabajo dignas es una «herramienta clave» para combatir «el auge del fascismo y del odio».
En su opinión, sólo a través de un sindicalismo que «confronte la explotación y la precarización laboral», se podrá garantizar una sociedad «más justa y democrática».
En este sentido, han rechazado las reformas laborales que «perpetúan la explotación, los recortes en pensiones y las políticas de recortes como única salida a la crisis». «Apostamos por un reparto justo de la riqueza, salarios dignos, reducción de la jornada laboral y un sistema público de cuidados», ha afirmado.
También han indicado que lucharán para que «se respeten y promuevan» los derechos lingüísticos de los trabajadores en sus centros de trabajo. «Queremos vivir y trabajar con los mismos derechos lingüísticos que cualquier otra comunidad lingüística, con el pleno reconocimiento de nuestras lenguas (gallego, catalán y euskera) como lenguas de vida y de trabajo», han manifestado.
Además, como sindicatos soberanistas, se reafirman en su defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos porque los marcos políticos y jurídicos «impuestos por el Estado español son un obstáculo para desarrollar políticas laborales y sociales que respondan a nuestras necesidades y aspiraciones».
«Defendemos el establecimiento de marcos propios de relaciones laborales y protección social, así como la obtención de competencias plenas en trabajo, empleo y políticas sociales, para adaptar nuestras legislaciones a nuestras realidades», han añadido.
También han abogado por el fortalecimiento del sindicalismo de transformación y han rechazado al denominado «diálogo social», al considerarlo «un instrumento de contención para la clase trabajadora, que ha servido a los intereses de las élites económicas y políticas en perjuicio de los derechos laborales».
«Este mecanismo se ha convertido en una herramienta de legitimación de las políticas neoliberales y de desmovilización de los sectores más combativos. Defendemos un sindicalismo de confrontación, comprometido con la movilización y la lucha, y que no acepte los límites impuestos por las élites», han agregado.