La plantilla de Celsa en su factoría de A Laracha (A Coruña), compuesta por unos 140 trabajadores, urge al Gobierno un precio de la electricidad competitivo, algo que ve «vital» junto al capital del fondo de rescate al que opta el grupo en su conjunto.
Fuentes sindicales consultadas por Europa Press señalan que la compañía «está intentando conseguir una inyección de capital que sería un balón de oxígeno». Se refieren, en concreto, al fondo de 10.000 millones de euros de apoyo a la solvencia de empresas estratégicas que aprobó el Consejo de Ministros el pasado 3 de julio.
Por su parte, la fábrica de A Laracha negoció un expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) coincidiendo con el estado de alarma por la pandemia de la covid-19 que fue aplicado a finales de abril porque la planta se quedó sin materia prima.
Pero ahora, tras parar varios días en agosto, la fábrica está produciendo a mitad de su capacidad, esto es, unas 500.000 toneladas de acero al año.
Al ser una empresa electrointensiva, las fuentes sindicales subrayan que lo que es «vital» es que el Ejecutivo central apruebe un precio eléctrico «competitivo». En lo tocante al fondo de rescate, constatan que el grupo necesita una inyección de capital «porque está bastante endeudado».