Dirigentes populares consultados por Europa Press esperan que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anuncie este lunes que las elecciones gallegas –inicialmente previstas para el 5 de abril y suspendidas por la pandemia del coronavirus– se celebrarán el domingo 12 de julio. De hecho, el jefe del Ejecutivo ha convocado a su Gobierno y prevé comparecer sobre las 14,15 horas.
Feijóo ha anunciado que reúne a su Gobierno poco después de que trascendiese que el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha dado el mismo paso.
Los informes sanitarios que ha reivindicado Feijóo en los últimos días avalan el 12 de julio como la fecha más segura, al ser la más próxima al principio del verano para la que puede convocar, ya que legalmente deben transcurrir 54 días entre la llamada a las urnas y la votación.
Para que se cumpla este margen temporal, el decreto electoral tendría que publicarse a más tardar en la edición de este martes del Diario Oficial de Galicia (DOG).
Además, el DOG publica este lunes el acuerdo aprobado en el último Consello de la Xunta que ajusta la situación de emergencia sanitaria en el marco jurídico derivado del último estado de alarma, que deja vía libre para celebrar los comicios.
El acuerdo no solo habilita para convocar, sino que fija que, una vez fijada la fecha de la cita con las urnas, la Xunta deberá garantizar la protección de la salud en los comicios y «promoverá» que también el resto de administraciones adopten medidas al respecto.
DE NO ESTAR EN SU AGENDA A BUSCAR «LA QUINCENA MÁS SEGURA»
El titular de la Xunta ha pasado en pocas semanas de asegurar que las elecciones no estaban en su agenda a afirmar que era preciso buscar «la quincena más segura» para llamar a los gallegos a las urnas. Para ello, ha solicitado no solo el informe de los expertos sanitarios que asesoran a la Xunta desde que se inició la crisis del coronavirus, sino también de la Asesoría Xurídica.
El cambio en su discurso se produjo después de que el lehendakari vasco, Iñigo Urkullu, dejase entrever su intención de convocar en julio, pero no fue inmediato –mantuvo durante días que los comicios no estaban en su agenda– y no se concretó hasta la pasada semana.
El siguiente paso fue revelar el contenido de los informes sanitarios y apuntar que la opción más «responsable», por ser la que aconsejan los expertos, es «cuanto antes, a principios de verano», es decir, en julio: el 12 es la primera fecha posible.
Feijóo también ha defendido que ir ya a las urnas refuerza las garantías democráticas y permitirá a Galicia tener un gobierno «fuerte» y un Parlamento con plena capacidad de funciones para afrontar la recuperación social y económica tras la crisis del coronavirus.
Así se lo transmitió a los partidos gallegos en un encuentro el pasado miércoles –dando cumplimiento a una obligación legal asumida en el decreto que dio pie a suspender los comicios previstos para el 5 de abril–, en el que se ratificaron dos premisas: su preferencia por convocar en julio y que lo hará con el rechazo de sus principales rivales (PSdeG, Galicia en Común-Anova Mareas y BNG).
Todos afean a Feijóo que «incumpliese» el acuerdo «unánime» plasmado en ese decreto de suspensión, en el que, al margen de comprometer al presidente gallego a oír a los partidos antes de fijar una nueva fecha, se establecía que no se convocarían los comicios mientras durase el estado de alarma y el de emergencia sanitaria. Además, ven precipitado e incluso «temerario» llamar a votar en julio.
LA ENMIENDA PNV
Avalado por la junta electoral –que determinó, además, la necesidad de repetir íntegro el proceso, con 54 días entre la convocatoria y la votación– y publicado en el Diario Oficial de Galicia (DOG) el pasado 18 de marzo, el decreto gallego determinaba, al margen de la suspensión de los comicios, el protocolo a seguir para una nueva convocatoria.
En concreto, recogía que la convocatoria de elecciones al Parlamento gallego «se activaría una vez levantada la declaración del estado de alarma y la situación de emergencia sanitaria» en la Comunidad. Añadía que, cumplidos estos preceptos, dicha convocatoria se realizaría «en el plazo más breve posible» por decreto del presidente de la Xunta, un argumento que también ha usado estos días el jefe del Ejecutivo.
Pero frente al contenido de este decreto, a cuyos compromisos se aferra la oposición, juega un papel clave la norma aprobada en el Congreso para prorrogar el último periodo del estado de alarma en España, al incorporar una enmienda del PNV que da vía libre, desde una perspectiva jurídica, para la celebración de los comicios autonómicos.
Además, este viernes, el Gobierno gallego dio un paso más para preparar el terreno para la convocatoria al «adaptar» la emergencia sanitaria decretada en Galicia a este decreto del estado de alarma y el Consello de la Xunta declaró que la situación de emergencia sanitaria en Galicia es «compatible» con que haya comicios autonómicos –lo que ratifica este
DE LA MANO CON LOS VASCOS DESDE 2009
Desde que Feijóo admitió que buscaba la «quincena más segura» para las elecciones, los pasos del presidente gallego y del vasco Iñigo Urkullu han ido en paralelo. Incluso escucharon a los partidos el mismo día. Habían coincidido también en convocar para el 5A, aunque tanto en Euskadi como en Galicia se suspendieron los procesos a causa de la crisis sanitaria. También este lunes comparecen ambos mandatarios.
El 5 de abril hubiera sido la cuarta vez consecutiva desde 2009 que gallegos y vascos acudirían de la mano a las urnas. La primera coincidencia la provocó más de diez años atrás Juan José Ibarretxe, quien se sumó a la fecha previamente elegida en Galicia por el entonces presidente autonómico, el socialista Emilio Pérez Touriño.
Ese 1 de marzo de 2009, Feijóo recuperó la Xunta para el PP y, desde entonces, secundó las dos fechas que fijaron los presidentes vascos para los comicios autonómicos: primero con el socialista Patxi López, quien decidió adelantar al 21 de octubre de 2012, y después, el 25 de septiembre de 2016, ya con Urkullu en la Lehendakaritza.