Los alcaldes transfronterizos del Miño han continuado este lunes con su calendario de protestas para reclamar la apertura de pasos en la ‘raia’ y las han trasladado al puente que une Salvaterra y Monçao (Portugal), donde han suplicado: «Que nos dejen sobrevivir».
Así lo han manifestado en un acto simbólico celebrado en el puente que une ambas localidades, y en el que han participado el director de la Agencia Europea de Cooperación Transfronteriza (AECT) Río Miño, Uxío Benítez, y los regidores y regidoras de Tui, Tomiño, Arbo, Salvaterra, As Neves, O Rosal, Melgaço, Valença, Caminha, y Vila Nova de Cerveira.
Uxío Benítez ha señalado que las demandas de estos municipios no se centran en abrir los pasos al turismo, sino en «algo mucho más justo y menos preocupante desde el punto de vista sanitario», como es el paso de vecinos y trabajadores transfronterizos, para que no tengan que dar rodeos «kilométricos».
Según ha indicado, la solución pasa por que ambos gobiernos pongan más recursos humanos para poder controlar los pasos que siguen cerrados (en el antiguo puente de Tui-Valença, en Tomiño-Vila Nova de Cerveira, en Salvaterra-Monçao, y en Arbo-Melgaço) y permitir que trabajadores, comerciantes, vecinos, etc. recuperen su vida cotidiana.
Un ejemplo de la «desesperada» situación de este territorio lo ha puesto una vecina de Arbo, Cecilia Puga, que tiene una peluquería en Melgaço desde hace 19 años. Esta trabajadora tarda, normalmente, 6 minutos en llegar a su negocio pero, con el cierre del paso, debe desplazarse hasta el paso abierto de Tui y el recorrido puede durar entre una hora y media y dos horas, dependiendo de si hay cola o si los efectivos de control en la frontera deciden que su justificante «no sirve».
A ello se suma el hecho de que su peluquería «funciona a medio gas» porque, después de mes y medio cerrada, solo tiene ahora a la mitad de su clientela, la portuguesa. «Como a mí, le pasa a mucha gente; es una pobreza para la zona. Los restaurantes ni han abierto, porque dependen de la clientela gallega», ha lamentado.
Otro de los ejemplos es el de Víctor, un feriante luso que ha relatado lo «duro» que es vivir con los pasos fronterizos cerrados cuando, como en su caso, el 80 por ciento de su negocio depende de clientes españoles. «Estamos atravesando una situación muy grave, pongan la mano en su conciencia, porque de continuar así esto va a ser una desgracia (…)», ha advertido.
«ANIQUILAR LA ECONOMÍA LOCAL» EN POCO TIEMPO
Por su parte, el presidente de la Cámara Municipal de Melgaço, Antonio Barbosa, ha incidido en que los territorios transfronterizos deben ser espacios de riqueza, y la actual situación es un ejemplo de «cómo en poco tiepo se puede aniquilar una economía local». «Estamos hablando de la supervivencia de pueblos que viven naturalmente juntos», ha recalcado.
En la misma línea, la alcaldesa de Salvaterra, Marta Valcárcel, ha hecho un «llamamiento a la cordura y la sensatez» para que los gobiernos español y portugués se coordinen y permitan el paso a los trabajadores. A su juicio, se trata de conocer «la realidad» de un territorio como éste, ya que la medida de mantener cerrados la mayor parte de los pasos es fruto del «desconocimiento».
Valcárcel ha vuelto a recordar que la mitad del tránsito entre España y Portugal se produce en de los pasos de la provincia de Pontevedra y «no es normal» concentrar todo ese tráfico en un solo paso.
La pasada semana el Gobierno de España ratificó que el cierre de fronteras se mantendrá hasta el 1 de julio, horas después de que la ministra Reyes Maroto hubiera apuntado la posibilidad de adelantar la apertura al 22 de junio.