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Vázquez Taín: «La relación de los narcos con políticos no fue cosa del PP, fue con todos los partidos»

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-Algo que ha quedado en el imaginario colectivo es la ostentación por parte de los narcotraficantes.¿Por qué dejaban o dejan ver toda su capacidad económica?

Eso está muy relacionado con un momento histórico concreto. La memoria es un elemento muy poco ejercitado en España, por eso hay que explicar como era la situación, ya no digo durante los años 80, sino en los 90 o años 2000. Cuando llegué a Vilagarcía en 1998 la impunidad que tenían era casi total. Debe tenerse en cuenta que desde los años 70 se les dejó meter tabaco de contrabando y con ese tabaco pudieron acceder a unos recursos económicos muy elevados. Eso no quiere decir que se había traído tabaco, lo habían descargado y lo habían vendido. Hay que financiar el tabaco, es decir, hay que crear una infraestructura de embarcaciones y abastecedores de combustible. Todo eso precisa de un andamiaje que es mucho más grande que Zara. Si hoy quitamos Zara de Galicia, económicamente se dejaría sentir muchísimo. El contrabando se dejó crecer de una manera desmedida. Siempre se ha pensado en el contrabando desde una perspectiva gallega. Hay que pensar que el tabaco llegado a Galicia estaba contratado por las mafias italianas desde Suiza. Se almacenaba y se distribuía mediante mafias belgas y holandesas y otras mafias internacionales. Esto no era una cuestión pequeña. Si tienes dinero y participan varios sectores, como el financiero, el de transporte o la mano de obra, demuestra que tienes muchos contactos. En aquella época había muchos políticos que se dejaban querer.

-¿Se conocía a esos políticos, había nombres más mencionados?

Vivimos en un país donde el folclore tiene mucho peso y siempre se dice lo mismo “estos eran cuatro de Alianza Popular o del PP”. No se daban cuenta de que las conexiones entre contrabandistas, luego narcotraficantes, con políticos eran con todos los partidos. No hacían lo de “compro un partido y si ganan los otros acabo en la cárcel”. Cuando hacíamos una redada al otro día teníamos una manifestación con el lema “legalización, no represión”. Todos los medios defendían a los narcos. Ahora van diciendo “no, nosotros ya denunciamos todo en su momento”. Yo mismo tuve unas campañas en contra durísimas. Cuando la cosa comenzó a ir bien, claro que se sumaron al carro.

El tabaco llegado a Galicia estaba contratado por las mafias italianas desde Suiza

-Presumían de contactos y dinero.

Si eres un palurdo que no tienes más que dinero, o exhibes el dinero o no exhibes nada. Se dejaban ver para que todos tuvieran envidia, incluso adoración. Iban con sus coches por la calle, coches de 200.000 o 300.000 euros, unos modelos que a lo mejor ni veías en Mónaco. Así mostraban su impunidad, que era difícil ir contra ellos, tenían los mejores abogados, los mejores cochesy las mejores casas. Hay reportajes de la TVG, casi en sepia, donde le preguntaban a un chico “¿Qué quieres ser de mayor?” y respondía “Narcotraficante”. Insultaban a los profesores diciéndoles “mi padre gana más en una noche que tu en un año”.

-¿El mercado de la droga es un sector fluctuante económicamente o no muestra variaciones?

El precio de la cocaína es el más estable en el mundo dentro de lo que son las drogas. El precio de consumo en la calle está establecido por la dimensión de los billetes de dinero. Un hombre no va a comprar un gramo de cocaína, un chino o un corte de hachís y hace cambio. Las posturas tienen el precio de 10, 20 o 60 euros. Siempre se lleva el billete porque el pase tiene que ser instantáneo. Eso hace que los precios en los últimos veinticinco años no hayan mudado, sí mudó un poco la pureza. Luego, los mayores beneficios están en traer un cargamento, que puede estar en un 97% de pureza, ahí sí que te permite hacer muchos cortes y sacar a lo mejor de 2.000 kg, pues 25.000 kg para vender. Donde sí hay fluctuaciones es en las cadenas intermedias, porque hay poca mercancía por problemas en la producción o por mayores incautaciones, porque al final, esa droga llega aquí y se va. Entonces, cuando en una zona determinada donde hay consumo un percance, por lo que sea, en los ámbitos intermedios, antes de llegar a la calle, está más caro o menos caro. He visto un kilo de cocaína a 25.000 euros y he visto la misma cantidad a 36.000. También había algún que otro narco que siempre tenía cantidades almacenadas para esos casos en que subía el precio.

No se daban cuenta de que las conexiones entre contrabandistas, luego narcotraficantes, con políticos fue con todos los partidos

-Actualmente las grandes áreas de consumo son Norteamérica, Europa y últimamente Australia. Ese estilo de consumo podría ser copiado por otras regiones del mundo?

El tema de los mercados va ligado la idiosincrasia de las personas. Hay países en que cada generación muda el consumo por aquello de “estamos consumiendo lo mismo que nuestros padres”. Las flucutuaciones van ligadas al consumo de moda en ese momento, como pastillas y dentro de ellas una determinada pastilla. Luego hay unos consumos base que están más o menos estabilizado por zonas. En el mundo mediterráneo el consumo de estimulantes siempre es superior al de relajantes, para estar activos hasta las tantas de la mañana porque nos gusta estar de fiesta. En cambio, Portugal o Reino Unido siempre fueron más de heroína que de cocaína. Incluso podemos decir que en momentos de grande consumo de cocaína, cuando a Eric Clapton le pagaron para componer una canción sobre la cocaína y promocionarla, en Gran Bretaña la cosa no varió. ¿Por qué? Pues porque su carácter es más de drogarse en casa con el efecto que da la heroína. Estados Unidos es un país donde la cocaína nunca ha tenido un precio superior a 25.000 dólares (22.500 euros aproximadamente). Si consigues meterlo en Europa, cobrando en euros, sale más rentable introducirlo en Europa que en Estados Unidos. El hecho de los mercados va en función de la rentabilidad y de si hay consumo o no. El hecho de consumir una sustancia u otra, va en el carácter de las personas y sociedades y de los hábitos de consumo.

-¿Narcotráfico es igual la pobreza?

Sí, y además a un nivel escandaloso. Cuando veías la ostentación de los narcos, pensabas que corría el dinero. No corre el dinero. Durante la época del tabaco había mucho reparto porque era mucha mano de obra y porque eran muchas toneladas. Hoy para mover dos toneladas tienes a cinco personas, les pagas y luego pagas al asesor para blanquear el dinero. Pero lo que quieres es quedártelo tú, no repartirlo. En un análisis que realicé, puse el ejemplo del albariño. Muchos narcos tenían bodegas, Pazo Baión por ejemplo. Esas bodegas no producían nada. Tenían una infraestructura impresionante, con máquinas que podían embotellar un millón de botellas y no embotellaban ni mil. Aun así declaraban beneficios, ¿por qué?, porque es aparente. No les interesa que ese sector funcione. Las otras bodegas no tienen capacidad de competir con ellos porque no tienes capacidad para competir.

He visto un kilo de cocaína a 25.000 euros y he visto la misma cantidad a 36.000

-Los bodegueros tenían que bajar los precios.

Hasta el año 1999, cuando comenzamos las redadas, el albariño tenía una producción simbólica y no exportaba. Cuando se incautaron Pazo Baión o la Quinta do Feital, se pusieron en manos de empresas del sector y hoy exportan casi toda la producción. Otro ejemplo es que en una sentencia de la Audiencia Nacional contra los Charlíns, dicen que las depuradoras de marisco que tenían, vendían por debajo del precio para justificar beneficios. No se puede competir con ellos porque van a pagar todo en negro. Eso no crea riqueza.

-Existe también una estratificación en el tráfico de estupefacientes. ¿Puede darse el caso de “movilidad social” dentro de esta división del trabajo?

Sí, esa movilidad se dejó sentir de forma brusca cuando se pasó del hachís a la cocaína. Los contrabandistas de tabaco pasaron a traer hachís porque daba más beneficio. Había unos chicos que trabajaban para esos contrabandistas de hachís, que se independizaron para traer cocaína pensando que “en tres o cuatro años estaré por encima de los contrabandistas”. Sito Miñanco se independizó con dieciocho años con un grupo de ocho personas donde el de más edad tendría 22 años. Cambiar de un escalón a otro requiere contactos y hoy por hoy, todos los contactos están copados. Si quieres transportar, o bien haces tratos con la mafia de allá o con la de aquí. Ese círculo está ya muy cerrado por fidelización y por precaución. Aquellos jóvenes que estaban a la cabeza del narcotráfico en los 90, no dejaron crecer nada.

Cuando hacíamos una redada para lo otro día teníamos una manifestación con el lema “legalización, no represión”

-¿En qué estrato estarían los narcos gallegos en comparación con las mafias más poderosas?

Todo el mundo quiere meterse en el tráfico de drogas por los beneficios económicos. Vemos actos de narcoterrorismo en el Levante español entre las dos grandes bandas, holandeses y africanos contra los ingleses y franceses. Como no hay españoles se dedican a matar y a poner bombas porque los beneficios son muy grandes. Hay otras mafias especializadas en otros temas que no son tan rentables. Aquí pueden ganar en una operación 60 millones de euros con 2.000 kilos.

-¿Cómo se reparte?

Los gallegos, que descargan, introducen y reparten, llevan el 30%. El de la planeadora ponen un precio y luego había capos que eran más generosos y otros que no. La gente que se dedica al delito no tiene principios ni proyección de futuro. Lo que pude ver fue a tres o cuatro capos viviendo bien y los demás malvivían. Podías ver una casa de piedra maravillosa y dentro no había nada. El mediano y el de abajo también incurrían en consumo. Con ellos no he visto esa vida de lujo de las películas.

-Las grandes cantidades de dinero por el contrario, requerían una buena infraestructura para blanquear.

Las grandes sumas no entraban aquí. Antes de la entrada del euro se movían muchas divisas, muchos florines holandeses en el caso de Oubiña, que iban de Ceuta a los Países Bajos o a paraísos fiscales. Si estás en una situación intermedia no puedes mover tu dinero como los grandes capos. Lo que hacían los de niveles intermedios era poner el coche a nombre de la abuela, la casa a nombre del padre y así teníamos que rastrear el núcleo familiar. El resto, siempre van un paso por delante en el blanqueo.

Aquellos jóvenes que estaban a la cabeza del narcotráfico en los 90, no dejaron crecer nada

-¿Cómo?

Desde hay cuatro o cinco años emplean bitcoins. Si no fuera por los traficantes de armas y los de drogas, los bitcoins no valdrían nada. Como es una moneda sin control, se emplea para blanqueo de dinero. En el sistema de investigación pasamos de sociedades interpuestas a cuentas opacas a través de representantes internacionales y criptomonedas.

-¿Hay interés en controlar esa moneda?

Sí, siempre hay un interés por hacerlo. Es algo parecido a cuando Apple no entrega los teléfonos a la policía porque así protege la intimidad de los clientes. Lo que hace es proteger la intimidad de los delincuentes. Así tenemos una falsa imagen de que siempre se defienden los derechos de la persona. Por esa regla de tres, si investigo una red de pederastia internacional sin que Apple me permita ver los teléfonos, luego puede salir en la prensa que los jueces son unos fascistas que quieren vulnerar los derechos de las personas. No, hay tantas cosas que investigar que no voy a mirar la cuenta de un particular. Con todo, se hacen operaciones con éxito, pero si hubiera transparencia sería más fácil.

-¿La legalización puede resolver algo?

El único país que lo intentó fue Holanda y ahora mismo la está restringiendo porque es un desastre. Las drogas no se producen en cualquier lado, sinó Venezuela ya produciría cocaína en vez de comprarla. Imaginemos que legalizamos la cocaína aquí. Nuestras farmacias irían a la selva a comprar porque tiene que comprarle a un delincuente. Si se legaliza, podemos vendérsela la muchachos que ya son mayores de edad. En Holanda después de legalizar el hachís, las mafias le vendían a los menores de dieciocho años. Tuvieron que prohibir el consumo a extranjeros debido al narcoturismo. Ahora si no eres holandés con tarjeta sanitaria no puedes fumar hachís. La experiencia fue frustrante en Holanda, por cierto, país por donde entran muchas sustancias estupefacientes. El problema sanitario fue grande. ¿De dónde salen los señores de la guerra? EE UU entró en Irak pensando que era una cuestión política y era una cuestión de droga. El movimiento de heroína fue tal que bajaron los precios. Las zonas de guerra es donde se produce droga. En las zonas donde se produce petróleo no hay guerra. La legalización lo único que haría sería aumentar el consumo en Occidente y aumentar la guerra donde se produce droga.

Si no hubiera traficantes de armas y de drogas, los bitcoins no valdrían nada

-¿Sería totalmente imposible la legalización?

Donde se produce heroína los musulmanes no la tocan porque sinó no van al paraíso. Lo que hacen en Afganistán, Pakistán e Irak es llevar mano de obra desde África. Tú puedes regular una cosa y ellos buscarán otra forma por dónde sacarla. Hoy lo que se denuncia desde la ONU es el exceso de drogas legales. Se habla de los gases de efecto invernadero, pero no se habla de los metales pesados de las industrias ilegales. En Occidente se descubrió que en muchos ríos hay restos de ansiolíticos y antidepresivos que acaban en el agua. Creo que hay demasiadas drogas legales y que hay que empezar a valorar si se está haciendo un buen uso de esas sustancias.

-¿Cree, como apuntan algunas voces, que la introducción de la heroína en barrios pobres fue gracias al Estado?

Hay una evolución histórica que se puede ver desde el siglo XV, donde los españoles tuvieron que ver por aportar tabaco para mezclar con opio. Luego vinieron dos guerras del opio, que era lo único que se le podía vender a una potencia, China, que tenía de todo. En algunos momentos puntuales se permitió el tráfico de drogas. EE UU lo hizo en algunas zonas durante la Segunda Guerra Mundial para suministrar determinadas fuerzas paramilitares. A La mafia siciliana se le permitió traficar pero nunca entró en determinados barrios. Lo que sí es cierto es que la distribución se fue realizando por medio de algunos grupos étnicos. Durante los 70 se comenzó a distribuir heroína por vendedores de etnia gitana. Quizá por ser considerada como marginal. Un gran traficante trae heroína, pero distribuir que lo haga otro. Eso hizo que esa droga acabara en barrios marginales porque los distribuidores ya eran marginales. Las pastillas están más vinculadas al ocio, quien distribuye muchas veces son estudiantes. Todas mis operaciones que implicaron de 100 gramos para abajo, siempre incluían personas de etnia gitana.

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