La plataforma ‘Mestras polo Futuro’, integrada por ‘Teachers for Future España’ y Greenpeace, han remitido a los partidos que se presentan a las elecciones gallegas del 12 de julio un documento de demandas educativas para que la emergencia climática «esté presente de manera transversal e interdisciplinar en todas la etapas» del sistema.
Para las organizaciones, «la mayoría de los programas educativos son claramente insuficientes en el tratamiento del cambio climático, la sostenibilidad y la educación ambiental», a pesar de que el ámbito educativo «forma parte de la base de la formación integral de las personas».
«Nuestro alumnado es el futuro y nuestra responsabilidad es educarlo y prepararlo para afrontar la realidad del mundo en el que les va a tocar vivir, más aún cuando acabamos de comprobar cómo una dolorosa pandemia, la de la COVID-19, tuvo mucho que ver con el desprecio humano por la conservación de la naturaleza», ha afirmado Miriam Leirós.
El documento, que incluye un apartado con las principales evidencias científicas que advierten sobre los efectos que el cambio climático ya está teniendo y tendrá en el planeta, incide en la enorme responsabilidad de las autoridades educativas a la hora de concienciar e inducir cambios de comportamiento para lograr una sociedad más sostenible.
«No sólo educamos con lo que llamamos currículo educativo -los planes de estudio, los temarios y los objetivos concretos que se establecen en cada etapa de la enseñanza aprendizaje-, sino que también lo hacemos a través del ‘currículo oculto’, es decir, aquello que les enseñamos con nuestras actitudes, hábitos y medios que ponemos al alcance de nuestro alumnado», según Alejandro Vilela, de Greenpeace.
ONCE PROPUESTAS
En total son 11 las propuestas concretas que Mestras polo Futuro y Greenpeace ponen a disposición de quien vaya a gobernar Galicia en los próximos cuatro años.
Además de incidir en la educación ambiental, que debe estar vinculada con el entorno y la realidad próxima al alumnado, exponen también medidas para hacer de los centros educativos lugares más sostenibles en cuestiones como la eficiencia energética, el consumo de materiales, el transporte del alumnado, la calidad del aire o del agua y la gestión de residuos.
Las organizaciones proponen medidas que mejorarían tanto la calidad del medio ambiente como la salud del alumnado, promoviendo transporte sostenible a los centros, especialmente caminando y con bicicleta, los juegos colaborativos en los recreos y una alimentación saludable, apostando por una dieta planetaria con alimentos ecológicos y locales, promocionando el consumo de frutas y hortalizas de temporada o los huertos escolares.