El secretario general de Universidades, José Manuel Pingarrón, ha advertido de que el plan de choque que está preparando el Ministerio de Universidades para reforzar las capacidades de digitalización de las universidades españolas no supondrá un «cambio de modelo» de la universidad, la cual «seguirá siendo presencial».
«No se trata de realizar un cambio de modelo de la universidad que implique una menor presencialidad en la universidad española, creemos que la presencialidad es un valor intrínseco a la universidad que ha de ser preservada, pero la presencialidad puede y debe ser complementada, ayudada de una manera mucho más evidente que lo que ha sido hasta ahora por las tecnologías de la información y la comunicación», ha asegurado.
Pingarrón ha participado en encuentro online organizado por la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades (CCS), en el que ha hablado sobre los retos de las universidades ante la incertidumbre motivada por el COVID-19.
Allí ha defendido que la docencia online sí puede ser de calidad, aunque tampoco puede sustituir a la presencial. «No vamos hacia un cambio de modelo, la universidad seguirá siendo presencial, pero las circunstancias actuales van a permitir afrontar la digitalización, y avanzar en ese terreno con el fin de que la docencia presencial sea complementada cuando así lo requiera», ha especificado.
Tal y como ha afirmado, el ministro de Universidades, Manuel Castells, está liderando un plan de choque de refuerzo de las capacidades de digitalización para todas las universidades españolas, de modo que para el comienzo del curso las condiciones sean «mucho mejores» que las que el sistema universitario ha tenido que afrontar por la pandemia. «Estamos trabajando en ello», ha dicho Pingarrón, que también ha anunciado que esta semana Castells se reunirá con la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, para abordar esta cuestión.
«REVOLUCIÓN SIN QUERER» POR LA PANDEMIA
Y es que Pingarrón comenta que la pandemia de COVID-19 ha supuesto una «revolución sin querer». «Nos ha hecho que tengamos que hacer de la necesidad una virtud y en dos meses ser capaces de hacer lo que estábamos pergeñando, la digitalización es un proyecto de medio plazo que hemos tenido que hacer a cortísimo plazo, pero demuestra la versatilidad y resiliencia del sistema universitario español, pero también las carencias que tiene», reconoce.
En cualquier caso, apunta que, independientemente de la digitalización, «hace falta una reforma sustancial de lo que es el modelo universitario», para lo que haría falta hablar con todos los actores que conforman el sistema universitario, pues cada actor tiene su propia visión de cómo sería la reforma. «Hay que hacer un trabajo de día a día muy importante con mucha paciencia, que sea laborioso y de intentar conjugar esos intereses y visiones contrapuestas para conseguir algo que en su momento tenga el consenso suficiente como para que perdure», señala.
REFORMA CON UNA NUEVA LEY O NO
Y este cambio normativo «puede ser o no una nueva ley», ha dicho en referencia a una posible nueva ley de universidades. En todo caso, estos cambios supondrán la modificación de «aspectos sustanciales de la actividad universitaria» que, tal y como ha añadido, luego puedan configurar en sí mismos el núcleo de esa nueva ley.
Entre los aspectos que habría que cambiar, Pingarrón ha destacado la ordenación de enseñanzas académicas, ya que asegura que España tiene una oferta educativa «demasiado amplia», con unos 3.000 grados y más de 5.000 másters por ofertar. «Necesitamos que crezcan más cualitativamente que cuantitativamente», precisa.
También ha mencionado como ‘diana’ de esos cambios, la «enorme bolsa de profesorado», en la que destaca la «precariedad y los sueldos que son verdaderamente de miseria» y la proliferación de los profesores asociados, que son «un quebradero de cabeza que el sistema español tiene que hacer frente».
Por otro lado, el secretario general de Universidades ha comentado que desde el Gobierno están de acuerdo en dar autonomía a las universidades, pero tanto «para lo bueno como para lo malo».
Para realizar todas estas reformas, Pingarrón apuesta por un Pacto por la Universidad, pero subraya que para alcanzar un acuerdo hace falta «mucha altura de miras», o en sus palabras: «Que seamos capaces de dejar de lado algunas visiones partidistas o ideológicas para ponernos a pensar todos juntos en cómo mejorar la universidad española del siglo XXI».
«La universidad española tiene mucho que mejorar, somos conscientes de la enorme cantidad de mejoras que tiene la universidad española por delante», admite Pingarrón, que no obstante se muestra «optimista», ya que según dice, el Gobierno no va «mal desencaminado».
UN NUEVO RETO: LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL
En ello coincide el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades (CCS), Antonio Abril, que pone el foco en la necesidad de que el sistema universitario lleve a cabo «transformaciones estructurales», para lo cual pide a los representantes políticos «valentía», «generosidad» y «grandeza de miras».
Si bien advierte de que este era «el paisaje antes de la pandemia», pues ahora ha surgido, en su opinión, un nuevo reto: la transformación digital. «Antes de la pandemia, la CCS estudiamos este tema y nos dimos cuenta de que hay universidades públicas digitalizadas a nivel administrativo y de proceso, pero sin estrategias reales», se queja.
En cualquier caso, Abril recuerda los seis puntos en los que la CCS se centra para conseguir una mejor universidad española, como es la sensibilización de la importancia de la educación; la reforma de la gobernanza; conseguir una mayor financiación público-privada para la enseñanza superior; y la mejora de la cultura del emprendimiento y de acercamiento entre empresa y universidad, de la internacionalización de las universidades y de la empleabilidad.