La patrona mayor de Lourizán, María del Carmen Vázquez, y el secretario de la cofradía de Bueu, José Barreiro, han apostado por un funcionamiento del sector pesquero desde el colectivo y la proactividad, para lo que han abogado por una recuperación gradual del trabajo.
A ese respecto, María del Carmen Vázquez ha apuntado la necesidad de que la actividad se retome «poco a poco» con el objetivo de analizar la respuesta del mercado, según ha recogido el Grupo de Acción Local del Sector Pesquero (GALP) Ría de Pontevedra en un comunicado.
«Hay que pensar en el sector y no esperar a empezar (a trabajar) todos al mismo tiempo», ha remarcado la patrona mayor de Lourizán tras advertir de que se espera que el sector se vea más perjudicado este año que en 2014, cuando la ría sufrió una marea roja.
Además, el patrón mayor de Portonovo, Juan José Besada, y la presidenta de la Cooperativa del Mar San Miguel de Marín, Beatriz Vázquez Piedras, han avanzado que se prevé una mejora de la situación debido a la reapertura de los establecimientos de la restauración y a la capacidad de adaptación del sector.
En concreto, durante el estado de alarma, se continuaron las salidas al mar en Marín y Portonovo, mientras que el freno del marisqueo afectó en mayor medida a la actividad desarrollada en Campelo y Bueu.
En ese sentido, José Barreiro ha señalado que será preciso adaptar los sistemas de captura y distribución de algunas especies, como el percebe o la navaja, afectados por el cierre de la hostelería. «Por ejemplo, para poder vender la navaja, al ser un marisco que aguanta poco, habrá que ir al mar ya con el pedido hecho», ha avanzado al tiempo que ha recordado que será preciso evitar las aglomeraciones en las pujas.
Así las cosas, la patrona mayor de Lourizán ha advertido de las consecuencias que puede conllevar el «tardío despegue» de la actividad hostelera en el sector y el secretario de la cofradía de Bueu ha señalado que el impacto será mayor en el caso de especies como la navaja, el percebe y la almeja.
De hecho, la presidenta de la Cooperativa del Mar San Miguel de Marín ha afirmado que la entrada en la fase 1 no ha provocado un aumento de la demanda de productos del mar por parte del sector de la restauración y ha explicado que se ha registrado una demanda «contenida». Sobre ese punto, Barreiro ha anticipado que no se alcanzará un «alivio» hasta el paso a la fase 2 y ha señalado que el cierre de «mercados importantes», como Barcelona y Madrid, también influye en esta situación.
Respecto a la situación de las plazas de abastos, el patrón mayor de Portonovo ha apuntado que se ha registrado un aumento de la afluencia y la adquisición de pescado de proximidad que ha esperado que se mantenga tras la pandemia.
CONSUMO
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre el 27 de abril y el 3 de mayo el consumo de pescado fresco se incrementó un 33% y, el de congelado, un 40,9%. También se ha producido una progresiva reincorporación de compradores a las pujas, según ha señalado el GALP Ría de Pontevedra. No obstante, la presidenta de la Cooperativa San Miguel ha lamentado que la caída de los precios en el origen no se haya visto reflejada en el que pagan los consumidores.
En esta línea, ha subrayado que los precios de los productos han experimentado grandes variaciones. En concreto, los representantes del sector han señalado que al inicio de la pandemia se registró una gran caída del precio que se ha mantenido en el caso de productos que suelen ser más demandados por la restauración, como el pulpo grande, que ha pasado a ser más barato que el pequeño, y el marisco.
Dado que el 90% de las ventas de la lonja de Campelo proceden del marisqueo y no se han registrado adquisiciones de estos productos desde la entrada en vigor del estado de alarma, la patrona mayor de Lourizán ha indicado que ha sido preciso solicitar ayudas por baja productividad. De hecho, esta situación ha conllevado la práctica paralización de la actividad de la lonja.
Asimismo, las capturas experimentaron un gran descenso en Marín dada la bajada de la demanda de navajas, percebes y almejas, entre otros, según ha detallado Barreiro. «En el primer cuatrimestre de este año hablamos de unas pérdidas de 250.000 euros, una media de 60.000 euros al mes en ventas», ha remarcado. Mientras, las lonjas de Portonovo y Marín han mantenido la captura y distribución de las especies con un volumen similar al habitual.
MEDIDAS DE SEGURIDAD
Respecto a las medidas de seguridad adoptadas, Besada ha señalado que la lonja de Portonovo se desinfectaba con lejía antes de que se hubiese establecido esta normativa, pero la situación actual ha conllevado que se hayan suspendido las visitas de turistas y vecinos. Además, en Campelo se han instalado paneles de metacrilato en las oficinas para evitar el contacto entre los trabajadores.
En la misma línea, el secretario de la cofradía de Bueu ha apuntado que el nuevo protocolo de seguridad ha conllevado una «adaptación dentro de la normalidad», sobre la que ha destacado la necesidad de mantener la distancia de seguridad y la higiene, en la lonja de este municipio.