El impacto del coronavirus ha obligado a la patronal gallega a aplazar ‘sine die’ las elecciones que tenía previsto realizar el 30 de abril, por lo que seguirá sin presidente tras más de dos años, después de la dimisión en enero de 2018 de su último líder, Antón Arias.
Según informan fuentes de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) a Europa Press, la asamblea prevista para elegir nuevo presidente está aplazada, pero todavía no hay fijado nuevo calendario electoral, a la espera de la afectación por la COVID-19 y el transcurrir del estado de alarma.
Mientras, el expresidente de la CEG Antonio Fontenla ejerce como portavoz de la entidad. De hecho, ha participado en las diferentes reuniones de la Xunta con agentes sociales para evaluar medidas ante el coronavirus.
El proceso electoral del pasado mes de septiembre concluyó sin que ningún empresario presentase candidatura. Todo ello, en un contexto de división interna e inestabilidad, que llevaron a la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) a anunciar a mediados de 2019 que abandonaba la CEG.
A mediados de enero de este año, Fontenla confiaba en que sí hubiese candidatos para las elecciones del 30 de abril. «En esta última semana hablé con dos que sí están dispuestos y creo que hay otros dos que también tienen intención de presentarse», decía por entonces.
AÑOS DE INESTABILIDAD
Esta situación de inestabilidad interna en la CEG se remonta a hace años. Las tensiones internas se arrastran desde la época de José Manuel Fernández Alvariño, que sustituyó a Antonio Fontenla en 2013 como presidente. Críticos con su gestión bloquearon sus apenas dos años de gobierno al atribuirle supuestas irregularidades en los gastos de la confederación.
A él le dio el relevo Antonio Dieter Moure, que se alzó en la presidencia de la CEG a comienzos de 2016 por 10 votos frente a su rival, el también ourensano José Manuel Pérez Canal, ya fallecido. Moure estuvo menos de un año en el cargo y, aunque alegó motivos personales, los problemas en el seno de la patronal fueron clave en su salida.
El hasta ahora último presidente de la CEG, el constructor coruñés Antón Arias, fue elegido en enero de 2017 y su adiós se produjo tan solo un año después. En su día pretendió reformar los estatutos y se basó en el fracaso para conseguirlo para justificar su salida. Por aquel entonces, dijo que esperaba que su decisión sirviese como «catarsis» para que los integrantes de la patronal pensasen «más en los intereses del conjunto que en intereses personales».
Más de dos años después la CEG sigue sin presidente en un escenario de división interna que se acrecentó en 2019 por la imposibilidad de reformar los estatutos, tal y como demandaban por entonces las provincias de Pontevedra y Ourense, así como las sectoriales.