El comité de empresa de Madera Fiber, la antigua filial de Faurecia ubicada en la localidad pontevedresa de O Porriño, ha denunciado que los empleados siguen sin cobrar las nóminas atrasadas de octubre y noviembre.
En un mensaje difundido a los medios de comunicación, la representación de los trabajadores ha criticado que, después de que la conselleira de Economía, Industria e Innovación, María Jesús Lorenzana, asegurase el pasado 29 de noviembre que la administración concursal llevaría a cabo el pago «inminente» de las nóminas, a día de hoy todavía no se ha efectuado.
«A lunes 18 de diciembre los trabajadores ven como esa promesa sigue sin materializarse», ha lamentado el comité.
Por otra parte, las mismas fuentes han explicado que los trabajadores entraron en un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) el pasado lunes 11, pero que en el Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE) siguen sin recibir el certificado de la empresa, «comunicación obligatoria para la activación del ERTE y el consiguiente pago de las prestaciones».
«La situación en la que se ven envueltas más de 100 familias que dependen de esta empresa a las puertas de la Navidad es muy dura. Siguen teniendo pendientes sin cobrar varias nóminas y no ven en el horizonte una fecha posible de cobro de la prestación del ERTE», han sentenciado desde el comité de Madera Fiber Technologies.
Todo ello después de que se conociese hace meses que Madera Fiber entró en concurso de acreedores de manera voluntaria ante su complicada situación económica. Tras este movimiento, la Xunta anunció que pediría a Faurecia, su antigua propietaria y principal cliente, que recomprase la compañía.
HECHOS
La situación, según explicaron los trabajadores, viene dada después de que en julio de 2021 Faurecia comunicó a los empleados la venta de la unidad productiva al grupo Callista Private Equity, tratándose de un fondo buitre alemán.
En enero de 2022 esta compañía tomó el control de la planta de O Porriño tras el pago de un euro, pese a que Faurecia además inyectó capital por valor de tres millones, según denuncian los empleados.
En ese momento, los responsables del comprador se reunieron con el comité informando de que traían un plan industrial para dar viabilidad a las instalaciones. «La realidad que pudimos comprobar fue que nunca tuvieron un plan industrial, ni invirtieron nada para tenerlo, sino todo lo contrario, se dedicaron a descapitalizar la planta, llegando incluso a vender los terrenos en julio de 2022 por un precio muy inferior al valor de mercado de 2,4 millones», criticó el presidente del comité de empresa, Leonardo Suárez.
«En febrero de este año el fondo buitre alemán, siguiendo su modus operandi habitual, abandona la antigua planta de Faurecia cediendo los activos por 3.600 euros a una empresa rumana gestionada por Rüdiger Wisser, personaje que se define a sí mismo como ‘el enterrador», añadió el presidente del comité. Según él, el nuevo propietario dejó claro que pretendía buscar un nuevo comprador o cerrar la planta y en septiembre presentó el concurso de acreedores.