Bancos de alimentos de Galicia aseguran tener en estos momentos alimentos y agradecen la solidaridad de empresas y particulares, así como la colaboración de las administraciones, pero alertan del «desafío» que supondrán los próximos meses.
Por ello, piden que «no cese» la solidaridad, convencidos, en algún caso, que la situación generada por la COVID-19 puede ser «bastante peor» que en la última crisis económica y que se pueden ver un «poco apretados» en los próximos meses.
Esto es lo que exponen desde las cuatro entidades que forman parte de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL). Todas ellas recuerdan que, en su caso, no reparten directamente a las personas, si no que distribuyen la mercancía a través de entidades que las hacen llegar a aquellos que lo necesitan, pero también a través de los servicios sociales de los ayuntamientos, «que están desbordados».
Así lo apunta Conchi Rey, presidenta del Banco de Alimentos Rías Altas de A Coruña, que abarca toda la provincia y que cuenta con su sede principal en la ciudad herculina, pero con naves también en Ferrol y Santiago.
«Estamos haciendo lotes para familias que vienen a través de los servicios sociales», afirma sobre el funcionamiento en colaboración con los ayuntamientos y sobre unos alimentos que están recogiendo el personal de Protección Civil.
APORTACIONES
En el actual contexto de la crisis sanitaria generada por la COVID-19 destaca la «solidaridad» de empresas y de particulares, con aportaciones económicas de estos últimos. A ello, suma la colaboración de las administraciones, entre la que cita la aportación económica que han recibido de la Xunta para sufragar gastos.
«Gracias a ellos estamos saliendo del bache», apunta ante la demanda existente y recordando la imposibilidad de celebrar este año iniciativas como ‘Operación Kilo’ o ‘Mayo Solidario’ que les permite abastecerse de los alimentos necesarios para varios meses.
Desde Ourense, el presidente del Banco de Alimentos, Cecilio Santalices, remarca la iniciativa de la Diputación de poner a su disposición medios transporte, así como personal de este organismo provincial para colaborar como voluntarios.
Y es que estas entidades han notado, debido a la COVID-19, un descenso del número de personas que trabajan en su voluntariado al tratarse, en su mayoría, de personas jubiladas que forman parte del grupo de riesgo y por las medidas de confinamiento decretadas.
En este contexto, Conchi Rey indica que todos los días están recibiendo llamadas de peticiones.»Cada día son más las personas que nos llaman», añade reconociendo que prevén que esta situación «vaya a más» por los efectos que la pandemia ha tenido en la destrucción de empleo.
AFRONTAR EL «DESAFÍO»
«Se empiezan a notar problemas, pero los estamos solventando con las aportaciones de empresas y particulares», asegura sobre los productos que necesitan. «Es un desafío que se nos presenta», reconoce, a este respecto, el presidente del Banco de Alimentos de Vigo –con instalaciones también en Pontevedra–, Pedro Pereira, quien cree que la situación va a ser «bastante peor que en la última crisis económica».
«Hay gente para la que es su segundo mes sin cobrar, despedida por los ERTEs, la que viene de la economía sumergida… y ahí está el riesgo mayor». «Y está aflorando más», apunta en alusión a colectivos de los que considera que, a medida que avancen los días, se van a ver «un poco apretados». Por ello, como los demás representantes de bancos de alimentos, incide en mantener la colaboración de particulares, empresas y administraciones en los meses siguientes.
Y es que, aunque en estos momentos todos los bancos de alimentos gallegos aseguran disponer de lotes para distribuir, ya sea de frutas y hortalizas como arroz, pasta, leche u otros artículos, recalcan que su preocupación está en cómo afrontar el incremento de la demanda que prevén y cómo seguir recabando los alimentos que necesitan.
«REPARTIR Y CONSEGUIR»
«Repartir y conseguir», sintetiza el presidente del Banco de Alimentos de Ourense, Cecilio Santalices, quien explica que ahora están «volcados» en el reparto de alimentos, pero que deberán centrarse también en «conseguir más alimentos y más donaciones» para no quedar «con lo mínimo».
A este respecto, insiste, como los demás, en que la «generosidad» está siendo muy grande, pero insiste en que no hay que «descuidar» esta solidaridad porque «para dar hay que conseguir». Y es que, según los datos aportados por este Banco de Alimentos, solo entre marzo y abril, el reparto ascenderá a más de 240.000 kilos de alimentos en esta provincia. «Tendremos que apoyarnos en las redes sociales», apunta el presidente de esta entidad en Vigo.
En el caso de Lugo, su presidenta, Amadora Núñez, recuerda que su reparto de productos se hace a 54 entidades y que dos de ellas hacen, a su vez, esta distribución en una nave situada al lado del almacén del que dispone el Banco de Alimentos. «Cada semana, estas entidades les dan a entre 100 y 150 familias», cita como dato.
Con todo, como los demás muestra su preocupación porque considera que aún queda «lo más problemático». Con ello, hace referencia a los que aún viven de recursos que les quedan o que se han quedado «sin nada», apostilla sobre los que trabajaban «sin contrato».
Admitiendo que «no va a ser fácil», se muestra convencida, pese a todo, de que se saldrá «adelante». «Somos un país de luchadores», asegura optimista pese al actual contexto.
VOLUNTARIADO
Mientras, desde otro banco de alimentos situado en Santiago inciden en la importancia de que el voluntariado siga aportando su colaboración, convencidos de que lo harán «cuando se levante el estado de alarma».
En su caso, manifiestan que su situación no es «alarmante» gracias a las ayudas y que, por ese motivo, «no les escasean los alimentos», pero coinciden en que «cuando se normalice la situación empezará el problema» debido al número de personas «en el paro». «Entiendo que lo peor está por llegar», añade uno de sus voluntarios, el único que trabaja en estos días en la citada nave de Compostela.