La Consellería de Medio Ambiente e Cambio Climático ha aprobado una nueva resolución que permite, bajo estrictas condiciones, el control poblacional del lobo en Galicia cuando se constaten daños sobre la ganadería.
El lobo, cuya caza permanece prohibida con carácter general, vuelve así a incluirse como especie sobre la que se podrán autorizar acciones específicas, como esperas, batidas y monterías, en determinados casos. Se busca así un equilibrio entre la conservación del lobo, el resto de especies y la ganadería.
En rueda de prensa, la conselleira Ángeles Vázquez ha explicado que la medida responde al crecimiento sostenido de la población de lobos en Galicia, un 37% en las dos últimas décadas, pasando de 68 a 93 manadas, y al incremento del 308% en los avisos por daños desde 2010.
Además, ha asegurado que el lobo en la comunidad ya no es una especie en peligro de extinción, por lo que ya no está incluido en el listado de máxima protección, sino que vuelve a recuperar el estatus de especie cinegética, como antes del 2021.
La resolución, publicada este viernes en el Diario Oficial de Galicia (DOG), establece que en los meses de abril, mayo y junio, sólo podrán realizarse esperas, para no interferir con la época de cría de otras especies ni del propio lobo. A diferencia de batidas y montería, donde los cazadores pueden ir en busca del animal, en las esperas no se permite rastrear, sino aguardar en puntos concretos donde se haya registrado actividad y daños.
OBJETIVO DE VIABILIDAD EN LA BIODIVERSIDAD GALLEGA
«Mantener una población viable de lobos, pero mantener una población viable de ganaderos y del resto de especies», es el objetivo según Ángeles Vázquez, que ha hecho referencia a la disminución de corzos en ciertas zonas y otras donde el caballo gallego está a punto de desaparecer, ya que las crías no logran sobrevivir, y en especial a buscar la protección de la ganadería extensiva.
La conselleira ha insistido en que la resolución busca compatibilizar la conservación con la protección de la economía rural.
Las autorizaciones se regirán por el Plan de gestión del lobo en Galicia aprobado en 2008 y se aplicarán en función de tres zonas de gestión: las zonas 1 y 2 serán competencia de las delegaciones provinciales, y la zona 3, de la Dirección General de Patrimonio Natural.
La normativa detalla que los daños deberán ser previamente comprobados por el Servicio Provincial de Patrimonio Natural. Además, será obligatorio informar de los resultados de las acciones autorizadas en un plazo máximo de cinco días hábiles, y su incumplimiento podrá suponer sanciones y la denegación de futuras autorizaciones.
La Xunta ha destacado que la medida ha sido consensuada con los comités provinciales de caza y el Comité Gallego de Caza, y se enmarca en un modelo de gestión «equilibrado, técnico y legal» que, según Vázquez, busca dar respuesta a un problema «real y creciente» en el medio rural gallego.
UNIÓN AGRARIAS
Precisamente este viernes y tras la publicación en el DOG de la resolución, Unións Agrarias ha solicitado formalmente a la Consellería de Medio Ambiente que active de forma urgente medidas de control sobre el esta especie en el Ayuntamiento de O Pino.
En un comunicado, la organización agraria ha asegurado que lleva haciéndose eco de los ganaderos que alertan de constantes ataques a ganado en la zona y de la inacción administrativa y ha recordado que la anterior inclusión del lobo en el Lespre –que UU.AA. recurrió en vía contencioso-administrativa– dificultaba cualquier actuación, incluso aquellas previstas de forma excepcional en la propia normativa estatal.
Así, la organización ha señalado que, en los últimos años, reclamó sin éxito que Medio Ambiente autorizase intervenciones extraordinarias de caza previstas en el Lespre en zonas como O Pino o la Mariña lucense. Sin embargo, señala que la consellería se negó sistemáticamente, «prefiriendo ahorrarse largos procedimientos administrativos y optando por el político con el Ministerio».
UU.AA. ha asegurado compartir el criterio de que el lobo debe ser una especie no cinegética en Galicia, excepto en casos excepcionales justificados por daños reiterados al ganado. Una postura que considera que garantiza la protección efectiva de la especie al tiempo que permite dar respuesta a las explotaciones.
Además, señala que permitirá actuar en casos de riesgo para las personas, en los entornos habitados donde el lobo penetra matando ganado doméstico y perros en las propias puertas de las casas.