Ni administraciones públicas ni expertos dudan ya de la necesidad de incorporar las nuevas tecnologías a la educación. Se trata de una «alfabetización imprescindible» si estas herramientas «son adecuadamente implementadas», porque los alumnos no pueden vivir de espaldas a la realidad. «No se puede poner puertas al campo».

Así lo considera Carmen Fernández Morante, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de Santiago, que confirma que «no hay ninguna duda» en que la tecnología «puede aportar un valor añadido», tal y como demuestran décadas de estudio de esta materia. En este sentido, sugiere a la Xunta que debe tener «un proyecto claro» para implementarla «en todas las escuelas» de manera uniforme, «sin generar diferencias».

En el caso concreto de Galicia, desde hace más de una década, los centros están inmersos en el proyecto ‘Abalar’, para transformar el aula tradicional en una digital que implica no solo a docentes y alumnos, sino también a familias.

La principal iniciativa de ‘Abalar’ es el libro digital gratuito o ‘E-Dixgal’, que en el curso actual emplean un total de 64.200 alumnos de 5º de Primaria a 4º de ESO que estudian en 630 colegios e institutos. Estas cifras implan que sobre el 46,1% –casi la mitad– de los estudiantes de estas etapas y el 56,6% de los centros gallegos están adheridos al programa.

‘E-Dixgal’ otorga a cada alumno un portátil con contenidos educativos digitales para las distintas materias. El ordenador se lo pueden llevar a casa y seguir trabajando con él sin Internet, lo cual facilita el acceso para hogares que no dispongan de conexión.

Un reciente estudio de la Unesco, publicado en julio de 2023, no desmiente los beneficios de implantar estos avances en la enseñanza, pero sí muestra dudas de que haya «pruebas sólidas» porque «muchas» proceden, precisamente, de las empresas que «intentan vender la tecnología». Además, dice el informe, su inmersión debe «centrarse en los resultados del aprendizaje», no simplemente «en el aporte tecnológico».

La directora xeral de Ordenación e Innovación Educativa de la Xunta, Judith Fernández, subraya que los estudiantes deben «adquirir competencias digitales» y así está prescrito en todas las materias, tanto en centros adheridos al ‘E-Dixgal’ como los que no. Incluso en estos últimos, pese a no contar con libro electrónico, sí tienen recursos como las aulas y plataformas virtuales que facilitaron poder continuar con la docencia en el confinamiento del año 2020.

‘E-Dixgal’ está disponible a partir de 5º de Primaria porque, según explica a Europa Press la directora xeral, se considera que los 10 años son la edad adecuada para «atender unas indicaciones con un ordenador». También se contempló para Bachillerato, pero «es una etapa en la que los docentes trabajan con más material de elaboración propia».

Fernández rechaza imposiciones y defiende el carácter voluntario del libro electrónico, ya que son los centros los que «deciden libremente unirse» a través de un acuerdo del claustro. Deben permanecer un tiempo de mínimo de cuatro años y, de hecho, son «muy pocos» los colegios e institutos que, pasado ese tiempo, lo abandonan. Este curso, solo cuatro se dieron de baja.

«IMPACTO LIMITADO»

Sobre el caso concreto de la educación digital en España y en Galicia, la profesora universitaria Carmen Fernández Morante advierte que las decisiones de las amdinistraciones «no siempre se han adoptado en base a criterios pedagógicos sólidos». Esto debe hacerse «de acuerdo con las necesidades reales que plantea la práctica y no con modas o tendencias».

Asimismo, en la Comunidad gallega «se han sucedido múltiples planes y proyectos cuya eficacia o impacto nunca ha sido evaluada», señala esta profesora de Ciencias de la Educación. Por ello, cree que las decisiones adoptadas hasta el momento, aunque no van por mal camino, «han tenido impacto limitado».

Fernández Morante ve falta de «una planificación estructural que garantice» que las iniciativas llegan a todos los centros educativos y a todos los niveles. De hecho, esta experta recela de la voluntariedad del ‘E-Dixgal’, porque «comporta dos modelos absolutamente distintos de abordaje de la enseñanza digital» que, además, está «generando muchísimas dudas a los padres» y ya hay algunos que rechazan el libro electrónico a la hora de escoger centro.

«Por otra parte, contraponer los recursos digitales a los libros de texto, a mi juicio, es un error», añade.

De acuerdo con datos de los que dispone la Xunta tras la última evaluación PISA, realizada en 2022, apenas hay diferencias entre los centros que están en ‘E-Dixgal’ en el indicador de comprensión lectora. Donde está claro que mejoran aquellos alumnos que sí trabajan con libro electrónico es en competencias informáticas.

XUNTA APUESTA POR UN SISTEMA «HÍBRIDO»

La directora xeral de Ordenación e Innovación Educativa asegura que la apuesta de la Xunta es por un sistema «híbrido», que combine tanto las tecnologías como otros materiales más tradicionales. También asegura que la Administración autonómica sí tiene una «evaluación propia», pero «de la calidad los contenidos» que ofrecen las empresas concesionarias del servicio ‘E-Dixgal’ y si responden a los currículums.

Actualmente, prestan el servicio las editoriales Edebé, Netex, Planeta y Pearson, pero este curso caduca la actual concesión y el servicio saldrá de nuevo a licitación, por lotes, por dos años –aunque cabe una prórroga– a partir del curso 2024/25, con novedades con respecto al anterior periodo.

Pese al indudable avance de la digitalización en la enseñanza en los últimos años, la Consellería de Educación optó el pasado mes de enero al extender la prohibición del uso del móvil en los centros, para que así no se pueda emplear en todo el horario lectivo, incluidos espacios como comedores, salidas y actividades extraescolares.

No obstante, la directora xeral no ve en ello un paso atrás en la incorporación de las nuevas tecnologías en la educación gallega, sino que se debe contemplar desde el punto de vista «de la convivencia», enmarcado en el plan integral frente al acoso y el ciberacoso. Se trata, explica Judith Fernández, de «disminuir posibles situaciones anómalas» en los centros.

Y es que «la tecnología va a estar ahí» y «es inevitable» que forme parte de los currículums educativos, por lo que también incide en la necesidad de formar a los docentes. Es más, Fernández ya vislumbra en el horizonte cuál será la ‘siguiente pantalla’ de este camino: la inteligencia artificial, que ya cuenta con materias propias en ESO y Bachillerato.

«ENCENDER LAS LUCES LARGAS»

En esta línea, la profesora Carmen Fernández Morante dice a Europa Press que «sin duda» la educación gallega debe avanzar más en su digitalización pero esto «no se resuelve mediante la introducción de asignaturas optativas en el currículum».

La profesora de Ciencias de la Educación, rotunda con que las corrientes educativas que recelan de la tecnología son algo «anacrónico» y «contrario» al principio de ‘educar para la vida’, cree que la Xunta «debería encender las luces largas en su estrategia y apoyarla en enfoques pedagógicos sólidos para incrementar su eficacia».

Asimismo, Fernández Morante subraya su confianza en los docentes para implementar los avances digitales en su labor: «Desde mi experiencia puedo decir que en los centros educativos hay muchos más recursos que los que facilita la administración porque muchos centros y profesores se implican en proyectos de innovación, captan recursos, gestionan y crean sus propios recursos y adquieren tecnologías digitales en función de sus necesidades».