Será el próximo mes de mayo, más de 20 años después de tomar el mando de la Xunta Reitora, cuando Julio Beramendi se retire de sus obligaciones en el Museo do Pobo Galego, una institución de la que él mismo fue cofundador en la década de los 70 y a la que ha dedicado toda una vida.
Así lo ha dicho durante su participación este lunes en la firma de un convenio de colaboración con la Xunta, «el último» bajo su presidencia, ha destacado. «Ya me retiro, ya va siendo hora», ha zanjado, confiando en que su sucesor pueda seguir contando con el apoyo económico del Gobierno gallego sin el cual, ha dicho, no podría mantenerse el museo.
Beramendi (Madrid, 1941) se retira de esta institución sin querer hacer balance de su papel –«eso que lo hagan otros», apunta– y con la convicción de que al Museo do Pobo Galego le quedan muchos retos por delante.
Entre ellos, el más importante, subraya, es el «relevo generacional» al frente de la institución, alguien que «continúe la empresa con el mismo espíritu con el que se fundó», destaca, una tarea que «no es fácil». «Los que empezamos esto, la mayor parte están muertos, y los que no estamos muertos estamos con un pie en el estribo», ha bromeado.
Del mismo modo, también se hace necesario un incremento del cuadro de personal del museo, «ridículo para el tamaño que tiene», ha dicho Beramendi, así como «completar el programa museográfico». De todo eso se encargará ya su sucesor.