El trasiego de purines en camiones cisterna y los vertidos de los mismos en la comarca de la Limia, están desbordando la capacidad de absorción del territorio, según denuncian los residentes, agricultores y ganaderos de la zona. La capacidad de este territorio parece estar en su límite para absorver la cantidad de residuos procedentes de granjas intensivas de cerdo, por el y vacuno. Como consecuencia más directa es que los vertidos se están trasladando la otras partes del sur de Ourense, denuncian vecinos de otros ayuntamientos. Las personas que se sienten afectadas reclaman más responsabilidad a las autoridades gallegas y sobre todo, que se examine la política de concesión de licencias para granjas intensivas.
NO HAY ESPACIO
Manuel García, del Movimiento Ecologista de la Limia, señala que “hay granjeros que se quejan de excesivas autorizaciones para granjas cuando no hay base territorial para más”. Las explotaciones intensivas de porcino no tienen dónde vaciar porque “los purines nadie los quiere, solo para prados y cereal”. El abuso de este tipo de líquido residual acabaría por esterilizar las tierras, según el miembro de MEL. De ahí que se dé la situación de que ni los patateros quieren purín ni los que cultivan cereal de verdad. No obstante, existen agricultores que cultivan cereal y que “acuerdan con las granjas de porcino deshacerse de los purines, y abusan en cantidad”. El nombre de estas superficies cultivadas mas usadas cómo terreno para vertir purín es parcelas de sacrificio.
Las denuncias de ecologistas y vecindario apuntan también la que mucha granjas dicen tener contratos con empresas de gestión de residuos. “Realmente esas empresas no tienen donde tratar los purines” dice Manuel García, “por eso los eliminan como pueden, a veces de manera legal y otras no tan legal”. Ese uso de camiones cisterna también es señalado desde otras partes de la provincia de Ourense. En Celanova las quejas vecinales por contaminación de pozos y aguas superficiales por presencia de nitratos están aumentando.
Camilo, vecino de Celanova, señala que los camiones y tractores que vierten purín en terrenos de la zona, lo hacen indiscriminadamente. “Muchas veces son ganaderos de la zona los que permiten vertir, no sé si están subvencionados”. La respuesta de por que dejan vertir nos sus terrenos es que “están abonando”. No obstante, tanto Camilo como otros vecinos, aseguran que no hay quién controle esta actividad, por eso también señalan la anegamento de parcelas con detritos líquidos.
Por eso, los afectados piden un control de las empresas que emplean los camiones cisterna. Proponen la geolocalización de los vehículos o colocando un chip de seguemento. “Los vecinos y las vecinas no tenemos por qué ir detrás de ellos para saber lo que hacen y lo que vierten” di Camilo.
ACTIVIDADES GANADERAS Y CONSECUENCIAS
En 2007 se invirtieron 22 millones de euros para la ceración del Centro Tecnológico Ambiental en principio para darle un tratamiento integral a los residuos de las granjas. El transporte del material fecal se hacía en camión. “Los camiones llevan desde 2007 circulando, cuando se inaguró el Centro Tecnológico por Coren” dice Manuel García. En 2014 cerró las puertas hasta que se anunció la reapertura en 2019.
El primer proyecto buscaba tratar más de 100.000 toneladas de residuos por año. “A Limia en conjunto produce 600.000 toneladas por año, ¿a dónde iban a parar las 500.000 que no llegaban a las instalaciones?” pregunta Manuel García. Las sospechas vano encaminadas la que se hacían vertidos con los camiones y que finalmente el Centro Tecnológico Ambiental no era rentable.
Los vertidos incontrolados de purines están detrás de la contaminación de corrientes de agua, acuíferos y pozos. Así lo aseguran los vecinos consultados. Tal es el caso de Manuel García que el 2 de marzo de 2020 está llamado a un acto de conciliación por “intromisión en el derecho al honor” de Coren. El motivo fue señalar a la empresa cárnica como la propietaria de un aspersor de purín que echaba sobre “un monte comunal”.
Camilo por su parte, ha denunciado la contaminación del pozo abierto en su propiedad. “Lo abrí hace diez años, el año pasado comenzó a ser agua sucio”. Denunció los hechos, mismo los puso en conocimiento de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil ( CHMS). La CHMS inspeccionó los pozos y luego “incluso nos pusieron denuncias a nosotros porque no habíamos presentado la documentación de que estaban los pozos estaban abiertos”. La Confederación, según relata el vecino de Celanova, actuó “de oficio, nos enviaron denuncias, pero demostramos que los pozos estaban dados de alta”. La conclusión que tiran los afectados es que se trataba de una maniobra “para asustarnos”.
Con anterioridad, Galicia Confidencial había entrevistado al director general de Agricultura, José Balseiros, quien preguntado por esta cuestión, dijo haber recibido quejas de colectivos ecologistas. Balseiros explicó la puesta en marcha de una ley para el tratamiento integral de residuos y también el uso de fondos PAC para implementar procesos de depuración. Los vecinos se quejan sobre todo, de desatención por parte de las autoridades. Al mismo tiempo reclaman que el dinero de la PAC sea invertido con transparencia para el tratamiento de purines.
La solución para los purines en A Limia y otras comarcas de alrededor está pendiente. Los colectivos interesados desde los ecologistas, autoridades, industria y productores comparten ideas en la Mesa de la Limia, órgano creado para buscar soluciones a los problemas del sector. De momento las quejas vecinales continúan.