El regreso de las lluvias, que este martes han caído de forma generalizada en la comunidad gallega, han supuesto un freno para el avance de los incendios que en los últimos días han quemado miles de hectáreas del monte gallego.
Así, el último parte trasladado por la Xunta este martes da cuenta de una situación en la que solo un fuego sigue sin controlar, pero está estabilizado: el de Pantón (Lugo), con 25 hectáreas quemadas.
En Ribas de Sil (Lugo) han ardido 40 hectáreas y el incendio está controlado, como en Laza (Ourense), donde el total de superficie arrasada asciende a las 2.100 hectáreas, tras unirse con otro fuego iniciado en Chandrexa de Queixa.
Quedaron extinguidas, mientras, las llamas en Oímbra y en Riós, donde la extensión que ardió fue de 88,83 hectáreas y 94,1 hectáreas, respectivamente.