El futuro incierto de la planta de aluminio de Alcoa en San Cibrao, en el municipio de Cervo (Lugo), ha generado una alarma de carácter social y económica en la comarca da Mariña, a la que ahora se una preocupación medio ambiental por la herencia que dejaría la empresa en el territorio.
La Sociedade Galega de Historia Natural ha advertido de la «herencia envenenada» de las instalaciones, que se materializa a través de una balsa de lodos rojos que, en caso de derrumbe, afectaría a los núcleos habitados, a explotaciones acuícolas y a todo el ecosistema de la localidad, especialmente al marino.
Es por ello que la entidad ha advertido de que «el abandono sin más» de esta factoría por parte de Alcoa dejaría «una bomba de relojería ambiental» que es necesario «evaluar y desactivar» con cargo a los propios recursos económicos de la empresa.
La sociedad recuerda que el propio Rubén Bartolomé, exdirector de la planta, declaró en su día que la vida útil de esta balsa «terminaría en 2025», y que el ‘Plan de Emerxencia Exterior’ presentado por la Xunta en 2021 reconoce «el riesgo de pérdida de vidas humanas» en los supuestos de accidente grave por rotura del dique de contención de los lodos.
Por ello, la asociación ha pedido a la Xunta tanto los informes de sus técnicos y de sus inspectores ambientales sobre la balsa de lodos como información sobre las fianzas y avales depositados por Alcoa en el caso de un «hipotético derrumbe», además de adoptar todas las medidas legales para asegurar la descontaminación integral de las instalaciones.