Los avances descubiertos en el desarrollo de los tumores por el centro CIMUS de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) sitúan a Galicia «en la vanguardia mundial» del la biomedicina, ya que constituye uno de los principales hallazgos de la mayor investigación llevada a cabo hasta la fecha sobre el genoma del cáncer.
Los resultados del estudio del equipo encabezado por el doctor José M.C. Tubío han sido presentados de manera oficial este jueves en la sede del CIMUS, donde el salón de actos se ha quedado pequeño para la cantidad de gente y medios de comunicación que han asistido.
Allí, arropados por la conselleira de Educación, Carmen Pomar, y la subdelegada del Gobierno en A Coruña, Pilar López Riobóo; el doctor Tubío y el investigador asturiano Bernardo Rodríguez-Martín han expuesto las principales conclusiones de los trabajos, que se enmarcan en la iniciativa ‘Pan-Cancer’, en la que han participado durante los últimos siete años 1.000 investigadores de todo el mundo analizando 38 tipos diferentes de cáncer en 3.000 pacientes.
Tubío ha confesado su sorpresa por el «impacto» mediático de los resultados del estudio llevado a cabo a nivel mundial y en el que se apostó por la «especialización», dividiendo la investigación en 16 grupos diferentes interconectados que, a su vez, se subdividían en otros subgrupos.
Uno de estos subgrupos, ‘Genomas y Enfermedad’, fue liderado por el CIMUS, que centró sus trabajos en el análisis de los transposones. Aquí reside uno de los principales avances de Pan-Cancer, pues entre lo que hasta ahora se consideraba como «ADN basura» se ha descubierto un mecanismo de mutación que puede producir pérdidas de material genético, aumentando esto el riesgo de la aparición de un cáncer, especialmente en las variedades de esófago, cabeza y cuello, pulmón y el colonorrectal.
CUATRO CONCLUSIONES
Según ha expuesto Tubío, la investigación ha reafirmado varias consideraciones que se tenían sobre el cáncer y que, aunque algunas de ellas no son «novedosas», sí permiten avanzar en el conocimiento de esta enfermedad y su abordaje.
La primera de ellas es que el genoma del cáncer es finito, aunque «muy complejo», gracias a la identificación de manera «muy» detallada las distintas mutaciones genéticas, lo que les ha llevado a determinar que cada cáncer debe se abordado «de manera diferente». En este sentido, el doctor Tubío ha sentenciado que «ganar al cáncer será una lucha de puerta a puerta».
La segunda de las conclusiones es que «quedan pocas vías por descubrir sobre las causas del cáncer» al estar ya identificado «todo» el catálogo de mutaciones. En tercer lugar, Tubío ha resaltado los avances en la catalagación de la edad de las mutaciones, lo que permitirá identificar de manera temprana qué tipo de mutaciones podrían llegar a desarrollar cáncer, con su consiguiente aplicación a la hora de prevenir su desarrollo de manera temprana.
«UN TESORO EN LA BASURA»
En Santiago, los trabajos se centraron en lo que hasta ahora se consideraba «ADN Basura» y donde han descubierto «un tesoro», según ha expuesto el investigador Bernardo Rodríguez-Martín, primer firmante del ‘paper’ (artículo de investigación en la jerga científica) publicada en las prestigiosas revistas ‘Nature’ y ‘Nature Genetics’.
Esta investigación «cien por cien gallega», como destacó el doctor Tubío, ahondó en el conocimiento de los retrotransposones, que representan hasta el 75% del material genético humano y que, hasta no hace mucho, era considerado una parte residual del ADN.
«Desarrollamos algoritmos bioinformáticos dirigidos al estudio de esta ‘materia oscura’ y encontramos varios tesoros», ha resaltado Rodríguez-Martín, que señalado que cada paciente estudiado generó unos 1.000 terabytes de datos que fueron analizados a través del superordenador del Cesga.
Tubío también ha destacado la parte informática del estudio a nivel global, ya que, de haberse gestionado el volumen de datos generados con ordenadores convencionales, el tiempo de análisis se habría elevado a los 150 años.
Por contra, gracias a la supercomputación, los trabajos en Santiago se han desarrollado en tres años para llegar a la conclusión de que determinadas mutaciones genéticas ocasionan una pérdida de ADN que puede derivar en el desarrollo de un cáncer.
Además, los investigadores del CIMUS fueron más allá y llegaron a acotar los entre 100 y 150 retrotransposones que se activan en el cáncer. «Estos retrotransposones se comportan como volcanes, pudiendo estar silenciados durante mucho tiempo y, de pronto, explosionar de forma violenta, promoviendo decenas o cientos de mutaciones en el genoma tumoral», ha incidido Bernardo Rodríguez-Martín, que ha emplazado a continuar con los trabajos en aras de lograr una aplicación clínica los descubrimentos alcanzados.