El sistema educativo gallego dispone de un nuevo protocolo de intervención que ayudará a los centros escolares, a las familias, a los servicios de orientación y al propio alumnado a manejar los casos de dislexia u otras dificultades del aprendizaje.
Esta nueva herramienta ha sido ratificada este miércoles por la conselleira de Educación, Universidade e Formación Profesional, Carmen Pomar, la presidenta de la Asociación Galega de Dislexia (Agadix), Esther López Carbajales, y el director xeral de Educacion, Formación Profesional e Innovación Educativa, Manuel Corredoira López, a través de la firma del protocolo.
Pormar ha explicado que esta recurso «visibiliza las alertas que permiten identificar las dificultades para poner en marcha todos los recursos humanos y materiales presentes en los centros educativos y actuar desde la intervención psicoeducativa y la prevención» con herramientas TIC.
De esta manera, se incluyen cambios de método de enseñanza para «ajustar la propuesta educativa» a los alumnos que presenten dificultades como la dislexia y se intentará sacar el mayor partido posible de sus «potencialidades, intereses, ritmos de aprendizaje», así como se cuidará «el bienestar emocional de alumno o la alumna».
En este sentido, la conselleira ha destacado como «importantísimo» que el alumnado perciba que «se comprende su realidad y que va a tener ayuda». Esto supone un «punto de partida fundamental» para que se sienta «tranquilo y seguro» y que, al mismo tiempo, sea consciente de que «se le exigirá el esfuerzo» pertinente de acuerdo a sus «capacidades y fortalezas».
PREVENIR, IDENTIFICAR Y ACTUAR
Esta nueva herramienta para mejorar la atención a la diversidad «implica la colaboración y la participación del alumnado, profesorado, familia y servicios de orientación» de los centros educativos. De hecho, el documento incluye diferentes epígrafes dirigidos a cada uno de los grupos para que sepan cómo «identificar los factores de riesgo, cómo prevenirlos y cómo actuar» cuando aparecen estas dificultades.
A juicio de Pomar, «la dislexia no es fácil de detectar» en ninguno de los contextos en los que se manifiesta esta alteración. Por eso, todos los ámbitos deben colaborar y ayudar a «mejorar los resultados» de alumnos con dislexia o cualquier otro tipo de dificultad.
La desmotivación, la frustración o tener que hacer un mayor esfuerzo constantemente en el proceso de aprendizaje pueden «atajarse» con este tipo de protocolos, ha señalado Pomar.
Algunas de las «claves» que recoge este documento pasan por diferenciar los factores de riesgo o la identificación de los problemas en base a la edad del estudiante. Sobre esto, Esther López ha subrayado que, por ejemplo, «de 3 a 6 años no se tiene adquirida la lectura ni la escritura», por eso se debe manejar de forma diferente a la situación de un alumno de primaria.
La presidenta da Agadix también considera «necesaria» esta «guía de actuación», tanto para los docentes «que se quiere implicar y hacer las cosas lo mejor posible» como para las familias «porque es un forma de saber qué indicadores» pueden ver en los hijos e hijas «con dificultades a la hora de estudiar y enfrentarse a esta situación».
«ACABAR CON EL ESTEREOTIPO»
Además, Carmen Pomar también ha señalado que este proyecto trata de «acabar con el estereotipo» que circula tanto en las aulas como en las calles de que «el niño con dislexia solo tiene problemas de escritura, que confunde las letras o las invierte, cuando la dislexia va mucho más allá».
Algunos de las alertas a las que la comunidad educativa y las familias deben prestar atención son los aspectos relacionados con «la psicomotricidad, la inteligencia y el ámbito social». A veces, se confunde con el déficit de atención porque el estudiante «pierde el hilo» y a veces «son torpes a nivel motriz».
Por este motivo, resulta importante «prestar atención» a esto sobre todo en la primera infancia, porque «si se detecta a tiempo» se puede adaptar el sistema de aprendizaje desde primaria.