La noticia de que Movistar + incorporaría subtítulos en gallego dentro de sus filmes fue un paso que la compañía dio después de numerosas quejas según la Mesa pola Normalización. Mas es que el mercado audiovisual en general sigue sin querer tener en cuenta una de las linguhas cooficiales del Estado. Sea por mercado, sea por cuestiones macro o microeconómicas, el número de cadenas que ofrecen producciones extranjeras subtituladas en gallego son pocas. ¿Motivo de preocupación? Para muchos y muchas sí. Y mismo la calidad de las traducciones al gallego en algunos subtítulos carecen de la calidad necesaria.
LO DICE LA LEI
Según la ley de creación de la Corporación Radio y Televisión de Galicia, para la promoción,difusión e impulso del gallego, la corporación pública “promoverá activamente el desarrollo de la sociedad de la información, participando en el progreso tecnológico, utilizando todas las formas y medios de distribución, expresión y lenguaje”.
La cuestión de si los subtítulos son útiles o no es otro tema. Si nos centramos en la elaboración de los mismos, estamos ante una inversión de tiempo y recursos elevados. Aquí no se habla solo de una traducción simple, se trata de crear textos adaptados también a la idiosincrasia de la lengua en que se subtitula. “A veces hay expresiones que se notan muy artificiosas o forzadas, un ejemplo fue “Whisky galore”, un film de 1946, que en castellano fue “Whisky a go- go” pero que nosotros tradujimos como “Whisky a esgalla”” dicen desde el Cineclube de Compostela.
El doblaje en gallego tuvo repercusión ofreciendo títulos y personajes reconocidos hablando nuestra lengua. Esto facilitó en parte a normalización de la lengua. Los subtítulos mientras, quedaban como una expresión más cinéfila, más intelectual si se quiere ver así. Incluso existe la idea de que subtitular permitía aprender mejor una lengua extranjera. En tal caso, esta parte es de las más discutidas.
“El acceso al cine en gallego no es tan fácil como debería ser” dice el presidente del Cineclube de Compostela, Cibrán Tenreiro. Bajo su punto de vista como aficionado al cine, considera que existe una cierta discriminación de base hacia personas que desean acceder a la creacción audiovisual en gallego. “Puedo contar con los dedos de una mano los filmes que habré visto doblados o subtitulados en gallego”.
SUBTITULAR
«Subtitular en gallego puede suponer el 20% del trabajo que hago” señala Samuel Solleiro, traductor y artista. La creación e incrustación de subtítulos lo hace mediante programas que existen en plataformas digitales. El hecho de que el porcentaje que se hace en gallego sea relativamente bajo, Solleiro lo explica por la escasa presencia de este idioma en plataformas digitales. “Mi trabajo en gallego va mayoritariamente para Numax por decisión de ellos, además de todas las que distribuyen y luego algún caso puntual como son festivales y algunos museos”.
“Normalmente las productoras y plataformas no piden un apartado en gallego” afirma Solleiro, que hace traducciones para empresas ligadas a los recientes desembarcos digitales en España. Tampoco el trabajo es siempre igual porque cada empresa tiene unas pautas marcadas y a veces hay que adaptar los textos a las marcas o espacios que tendrían las frases, por ejemplo, en inglés.
Volviendo a la adaptación de textos en inglés o castellano “la fraseología en gallego muchas veces es obviada bien por la prisa en hacer los textos, bien por no tener referencias para sustituir expresiones” dice Manuel del Cineclube de Compostela. “Si encuentras fraseología para expresiones semejantes en castellano, a veces tienes la sensación que la gente no entiende algo cómo “Unha non máis, señor Brais” en vez de “Una y no más, Santo Tomás””.
CREACIÓN EN LOS MÁRGENES
Una de las vías de creación de subtítulos es por iniciativa de asociaciones culturales, festivales o entidades que de esta manera suplen la falta de más profesionales o empresas que se dediquen a la creación de este tipo de archivos. También hay casos de filmes cuyos subtítulos al gallego son hechos en empresas de fuera de Galicia. “Muchas veces son una traducción literal del castellano al gallego, no hay una elaboración a conciencia” señala Solleiro.
Una de las asociaciones que trabaja en la elaboración de subtítulos es el Cineclube de Compostela. “Lo hacemos por voluntad propia, por querer ver los filmes en versión original y subtitulados” dice Cibrán Tenreiro. “Para nosotros es una forma de acercarnos al público y al gallego”. Todos esos documentos están archivados en el blog de la asociación. “Compartimos la creación para que pueda ser usada como ha ocurrido en ocasiones como festivales de cine, o descargadas por usuarios particulares” dice Tenreiro. De esta forma, según esta asociación cultural, se facilita la circulación de filmes y traducciones para el público.
La creación o traducción de estos textos se hace descargando las versiones que existan en castellano y a veces en la lengua original, normalmente francés, inglés o portugués en el caso del Cineclube. También se recurre al inglés u otro idioma que se domine en el caso de filmes cuya lengua sea desconocida por los traductores. “Existen webs donde están subidos los filmes y diferentes textos en diferentes lenguas, así puedes descargar la versión que mejor se adapte a tus posibilidades” dice Manuel. “El problema está a veces en que texto e imagen no van sincronizados, o que no todos los diálogos estén traducidos”.
Por otro lado está el coste tiempo-esfuerzo que lleva la creación de estos textos. En el caso del Cineclube el trabajo es voluntarista, con espacios de tiempo que varían según la disponibilidad de las personas que asuman la tarea. Sobre los profesionales que se puedan dedicar a este trabajo, no existen tarifas fijas, porque en el caso de los autónomos va en función de las condiciones de cada cual. Unos precios aproximados pueden ser 300 euros por 600 subtítulos y desde 600 euros a 800 por un total de más de mil frases.
Subtitular en gallego es una acción minoritaria además de voluntariosa desde colectivos que consideran necesario llenar un espacio que no se está tratando como había debido. Desde las autoridades autonómicas sí se han dado pasos, aunque se consideran insuficientes y casi que testimoniais. La producción por tanto está en mínimos tanto por falta de interés de la industria audiovisual como la falta de una política que incentive esta actividad.