Las cuatro comunidades de la cordillera Cantábrica (Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León) contabilizaron el año pasado un total de 38 osas con 64 crías, una cifra que consolida la tendencia de «crecimiento y estabilidad» de la población de osos en esta zona en los últimos años.
De las cifras globales, en el occidente de Asturias se detectaron 22 crías con 38 esbardos, y en el oeste de León, 9 con 14 crías. Con respecto al núcleo oriental, se localizaron 7 osas con un total de 14 crías, de las cuales 4 se observaron en Palencia, 2 en León y 1 en Cantabria.
Los datos del censo de osos en 2018 han sido presentados este miércoles en rueda de prensa por el director general de Biodiversidad de Cantabria, Antonio Lucio; la jefa del servicio de Espacios Protegidos y Conservación de la Naturaleza del Principado de Asturias, Teresa Sánchez; y el director general del Patrimonio Natural y Política Forestal de Castilla y León, José Ángel Arranz.
Tal y como han explicado, este censo refleja el número mínimo seguro de ejemplares, ya que se realiza mediante la observación de las osas y no se suman aquellas en las que hay dudas de si ya se han contabilizado. Además, atribuye una osa a una comunidad autónoma en función del lugar en el que es vista por primera vez, aunque después se muevan de unas a otras.
Así, es «posible y muy probable» que haya más osas de las contabilizadas, de modo que el estudio muestra datos indicativos del estado de la población y arroja «noticias buenas» para el conjunto de la Cordillera, que mantiene la tendencia al alza desde el año 2.000.
Teniendo en cuenta las variaciones que puedan haber surgido en el conteo, «más o menos se mantiene» el número de ejemplares, ya que aunque ha bajado el número (en 2017 se contabilizaron 41 osas con 37 crías), el descenso «no es indicativo».
Para evitar esas dudas en el conteo, las cuatro comunidades se han planteado el «reto» de comenzar a emplear el año que viene estudios genéticos en los censos y así poder llevar a cabo un conteo «individualizado».
Los representantes de las tres comunidades autónomas se han referido al momento «crítico» de los años 90 en cuanto a la población de osos, y han destacado que, «afortunadamente», la situación se ha ido revirtiendo, aunque la especie siga en peligro de extinción.
El director general de Biodiversidad de Cantabria ha detallado que en la región se ha contabilizado una osa con tres crías, que habitualmente se encuentran en lugares «clásicos», como Liébana o Alto Campoo, aunque lo «más llamativo» es que se intuye la presencia de osos en el límite de la región con Burgos (la zona de Valderredible), donde ha habido ataques a colmenas y huellas.
En la misma línea, la representante de Asturias ha señalado que su comunidad aporta ejemplares en la parte occidental y «lo que más esperanzas» da es que la población está aumentando hacia la parte noroccidental, y aunque no se ha podido constatar la presencia de osas con crías en Galicia, sí se ha visto a dos «subadultos», lo que indica que también habrá hembras.
El representante de Castilla y León ha destacado otros datos «relevantes», como que ha aumentado el área de distribución de la especie hasta los 7.000 kilómetros cuadrados en su comunidad o la ocupación de osos –aunque por el momento solo machos– en el Corredor Central, que comunica el núcleo occidental con el oriental, este último «más delicado».
CONVIVENCIA ENTRE OSOS Y HUMANOS
Todos ellos han asegurado que la población de osos se está recuperando y, por tanto, es necesario empezar a desarrollar gestiones para permitir la convivencia entre ellos y los humanos porque los ataques, daños y su presencia en los pueblos también son ahora «más comunes».
Sin embargo, han dicho que las incidencias son «más fáciles» de solucionar que las que producen otras especies, como el lobo, ya que en el caso de los osos los daños a las ganaderías son «prácticamente anecdóticos», siendo más frecuentes los ataques a las colmenas, que se están evitando mediante la colocación de pastores eléctricos.