La Avaliación para o Acceso á Universidade (ABAU) en Galicia ha arrancado este año, por primera vez, con el examen de Lengua Gallega y Literatura, que ha incluido un texto para analizar y comentar sobre el Samaín, así como preguntas sobre los prejuicios que rodean al idioma, los neohablantes y los bloques dialectales.
En la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Santiago, los exámenes han empezado puntuales a las 10.00 horas, «con normalidad» y sin que haya constancia de «ninguna incidencia» reseñable, tal y como ha explicado a Europa Press la delegada de la universidad compostelana en la Comisión Interuniversitaria de Galicia (CiUG), Maite Flores.
En toda la Comunidad, más de 13.000 jóvenes se enfrentan a estas pruebas que les permitirá obtener plaza en la universidad. Flores ve a los aspirantes «siempre muy muy nerviosos», dado que a lo largo de tres jornadas vivirán una experiencia que «les va a dar un acceso al futuro».
El primer día es «de muchos nervios», pero el segundo ya será «más tranquilo», una vez hayan comprobado que los exámenes son «similares a los del instituto. Así, los alumnos llegan al tercer día «especialmente relajados», hasta el punto de «olvidarse en casa» las pegatinas que les entregan el primer día y que emplean para que se pueda identificar su examen –no ponen el nombre–.
La delegada de la USC en la CiUG recomienda «no repasar nada» durante los descansos de media hora entre prueba y prueba: «Porque repasar todo lo que tienen que tener estudiado de un año en media hora es, simplemente, cargar un poco más la cabeza».
Sin embargo, reconoce que «es imposible» que sigan esta sugerencia y que no lo hagan, dada la importancia que tendrá para ellos la nota que obtengan en la ABAU, la cual conocerán el próximo jueves, 13 de junio.
Durante los primeros minutos del examen de Lengua Gallega y Literatura, Maite Flores ha pasado por todas las aulas de la Facultad de Ciencias de la Comunicación con un detector de frecuencias para confirmar los móviles y demás dispositivos electrónicos se encuentran debidamente apagados.
Y es que el hallazgo de un aparato encendido es «causa de suspensión» de toda la ABAU, no solo del examen que estén haciendo en ese momento, recuerda la responsable de la CiUG. El año pasado, en toda Galicia estos detectores permitieron interceptar a cinco personas intentando copiar.