La tercera sesión del juicio por la muerte de Gregory Furcal a las puertas de la discoteca La Grandota en Santiago de Compostela ha estado protagonizada por varios testigos directos de la pelea mortal, algunos de los cuales han situado a los dos principales acusados en esa calle horas antes de que se produjese el crimen.
En concreto, este miércoles han pasado por la sede compostelana de la Audiencia Provincial de A Coruña un hombre que reside en frente de donde se produjo el altercado, el dueño del gimnasio, el DJ de La Grandota y dos personas que se encontraban en el local, así como la viuda del fallecido.
Al igual que ya habían hecho este martes algunos testigos que se encontraban en el local, este miércoles varias personas han apuntado que los hermanos acusados se encontraban en las inmediaciones del local horas antes de que se produjese el crimen, a pesar de que ellos declararon ante el juez que llegaron poco antes de la hora de cierre para encontrarse con sus parejas.
Una mujer que se encontraba con la esposa de uno de los procesados han dicho que durante la noche ella salió el varias ocasiones a hablar con él –no podía entrar en el local porque tenía vetado el acceso– y el dueño del gimnasio ha apuntado que el portero de la discoteca le comentó tras el suceso que los procesados «lo habían estado esperando».
No obstante, todos los testigos han coincidido en asegurar que la víctima y los dos principales acusados no se conocían previamente, algo que también ha dicho la viuda.
UNA TESTIGO DICE QUE PORTABAN NAVAJAS
Una de las testigos, que salía junto al fallecido del local, ha contado que vio a uno de los hermanos hablando con Gregory y como éste le decía algo. En ese momento, ha asegurado, Víctor «llamó» por su hermano, que apareció «por la derecha» con «algo en la mano».
«Yo le dije ‘No, Michael, no’, porque no quería que pelearan, sabia que ya habían tenido problemas», ha contado ante el jurado la mujer, que se ha mostrado segura de que Michael llevaba una navaja en la mano y que fue él «el que empezó» el ataque.
En la tercera sesión también ha comparecido un vecino de la calle que vio desde su ventana como se desarollaba la pelea. Salió alertado por «los gritos» y vio lo que parecía «una pelea de dos contra uno, aparentemente un enfrentamiento con las manos», ha dicho.
Aunque la entrada del gimnasio le tapaba parcialmente la visión, ha contado que si vio como uno de los hermanos tenía «algo en la mano» y como otra persona había caído al suelo agarrando al fallecido. En un momento dado, ha narrado, alguien «tiró una botella» hacia los acusados «intentando darles», pero impactó en la puerta del gimnasio, rompiéndola.
El dueño del gimnasio salió del sótano, donde realizaba un entrenamiento personal, alertado por los «gritos horribles» que venían de la calle, pero ha afirmado que no vio nada de la pelea hasta que rompieron el cristal de la puerta. «Yo llamé a la Policía pensando que era una pelea normal», ha añadido.
Finalmente, la viuda de la víctima, que esa noche se quedó cuidando a su hijo de tres meses, ha asegurado que no le trasladó que hubiese tenido problemas con nadie o que nadie lo hubiese amenazado. Preguntado por la defensa, ha dicho que desconocía por qué su marido ese día había salido con 2.400 euros en metálico.