Este viernes 23 de septiembre a las 03,40 horas empezará el otoño en Galicia, que durará hasta las 21,48 del 21 de diciembre, cuando se producirá el solsticio de invierno.
En la madrugada del próximo viernes, el Sol estará en el punto Libra de la eclíptica atravesando el plano del ecuador desde el hemisferio norte de la esfera celeste hacia el sur, momento que marca el cambio de la estación estival a la otoñal, según explica el director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller de la USC, José Ángel Docobo.
«Estamos en fechas en las que teoricamente la noche y el día tienen la misma duración, de ahí el origen de la palabra ‘equinoccio’ con la que se conocen estas dos épocas del año», ha señalado el profesor Docobo y recoge un comunicado de la Universidad compostelana.
Así, durante este otoño podrá verse desde Galicia la lluvia de estrellas Gemínidas, una de las más importantes del año y que tendrá su pico el 14 de diciembre. Durante la noche de esa jornada, se prevé que puedan observarse unos 150 meteoros por hora.
Además, también pueden verse durante estos días Júpiter y Saturno si se dirige la mirada hacia el sureste en las primeras horas de la noche. Los dos planetas permanecerán visibles desde Galicia durante todas las noches del inicio de la estación otoño.
De hecho, la Luna estará aparentemente cerca de estos planetas en unos días de cada uno de los próximos meses, en los que también se dará la alineación de Júpiter, Saturno y Venus.
El otoño de 2022 carecerá de eclipses visibles desde Galicia, ya que el parcial de Sol previsto para el 25 de octubre pasará prácticamente inadvertido.
BALANCE VERANO EN SANTIAGO
Por otra parte, el Observatorio Ramón María Aller también ha hecho balance del verano meteorológico en Santiago, donde las lluvias de la primera quincena de septiembre han situado en baremos normales la temporada estival en lo que a precipitaciones se refiere.
La estación meteorológica del observatorio de la USC registaron un total de 196,2 litros por metro cuadrado durante todo el verano, si bien 143,8 de ellos cayeron en los primeros quince días de septiembre.
«Después de la fuerte sequía sufrida se convirtió globalmente en un verano bastante normal desde el punto de vista pluviométrico, pero con lluvias concentradas al final de la estación», ha explicado José Ángel Docobo.
Así, el de 2022 fue menos seco que veranos como el de 2016 –72,4 l/m2– o 2010 –54,8 l/m2–. A pesar del efecto corrector de septiembre, tampoco fueron los julio y agosto más secos de la serie histórica, ya que los 23,2 l/m2 de 2022 fueron superiores a los niveles de 2016 –13,8–, 1981 –6,7– y 1969 –3,1–.
Con todo, los datos revelan la sequía acumulada en lo que va de año en Santiago, donde han caído 670 litros por metro cuadrado cuando la media anual es de 1.800 l/m2 y el año más seco desde que hay registros fue 2007, cuando se registraron 1.200 l/m2.
En cuanto a las temperaturas, hubo 19 días este verano en los que el termómetro se disparó por encima de los 30 grados en la comarca compostelana. Las máximas se alcanzaron durante la ola de calor de mediados de julio, con mínimas de 23ºC y en los que se alcanzaron los 39,2ºC el martes 12 y los 39,4ºC dos días más tarde.
Así las cosas, la media de temperaturas máximas de julio (28,7ºC) y agosto (27,5ºC) están próximas a las absolutas de la serie histórica. Con todo, la máxima absoluta registrada en la historia de Santiago fueron los 40,3ºC del 20 de julio de 1990 seguida de los 39,7ºC del 12 de agosto de 2003.