La poesía de Florencio Delgado Gurriarán, autor homenajeado este año en las Letras Galegas, fue Valdeorras, su Córgomo natal, conexión con la naturaleza y ‘saudade’ por su tierra gallega desde el exilio, donde se convirtió en un escritor fuertemente comprometido con la causa galleguista en la diáspora.
Tras su etapa de infancia, y después de residir en otros puntos de España, Delgado Gurriarán solo vivió en Valdeorras, en el interior ourensano, desde 1928 y hasta el estallido de la Guerra Civil, tras el que su implicación con el Partido Galeguista le hizo marchar al exilio. Después de eso, únicamente regresó tres veces a Galicia, la última en 1981, tal y como recuerda la Real Academia Galega.
Sin embargo, su voz poética y su acción cultural siempre estuvo vinculada a la tierra que lo vio nacer y al compromiso con el galleguismo.
«Fue el poeta del paisaje, de Valdeorras, con una poesía que tiene un vínculo importante con la tierra», destaca, sobre su figura, la presidenta del Consello da Cultura Galega, Rosario Álvarez, para quien su papel cobra fuerza, ya en el exilio, en el marco del «activismo cultural».
«Él, como poeta, en aquella situación tan dramática de Guerra Civil y de exilio forzado, de reconstruir su vida y sus vínculos con la tierra al otro lado del mar, opta por poner la poesía al servicio de la causa», destaca Rosario Álvarez en una entrevista a Europa Press, en la que reconoce que, probablemente, el autor no había pensado «unos años atrás» en esa posibilidad.
ACTIVISTA CULTURAL
Para dedicarle este año las Letras Galegas, en Delgado Gurriarán «se juntan dos perfiles», apunta Rosario Álvarez, el de poeta en lengua gallega, que «recorrió toda su vida», y el de «activista cultural» y «hombre comprometido con la cultura y con Galicia en su conjunto desde el exilio».
Este segundo aspecto, indica la presidenta del CCG, ha pesado «mucho» a la hora de elegirlo como homenajeado. «Se exilia en México y, desde allí, desarrolla de manera continuada en el tiempo un trabajo como intelectual comprometido. Sigue siendo alguien especial dentro de la cultura gallega y, al mismo tiempo, se encarga de promover, de actuar como activista cultura, dentro del galleguismo», destaca.
En todo este proceso, Delgado Gurriarán mantendría el contacto con la «Galicia interior» y, especialmente, con su tierra natal. De hecho, destaca Rosario Álvarez, Valdeorras es «un componente muy importante en esa poesía que tiene un vínculo especial con la tierra, con el paisaje, en el que él nació».
Para el lector actual, Rosario Álvarez incide en la emotividad de sus poemas, tanto aquellos que compone en Galicia, «en la inmediatez del paisaje», como los que produce desde «fuera», donde «habla de su tierra y también de la ‘Galicia infinda'». «Él se emociona igualmente con ese paisaje que le habla», apunta.
Además de sus trabajos propios, en el exilio apoya, recoge e impulsa obra ajena en pro de la «causa galleguista». De ellos, el Consello da Cultura Galega editará este año, como homenaje, el ‘Cancioneiro da Loita Galega’, una obra de marcado carácter reivindicativo en la que Delgado Gurriarán actuó como recopilador y editor, además de como poeta ocasional.