La Casa da Quintán, una vivienda de origen indiano ubicada en el municipio pontevedrés de Ponte Caldelas (Pontevedra), se prepara para albergar ya el primer centro de atención a menores en situación de tutela o guarda especializado en niños con algún trastorno mental que no necesitan hospitalización o que ya han pasado por ella. Una fase intermedia antes de acceder a un centro denominado normalizado.
La previsión es que los menores que accedan a este centro estén entre seis meses a un año como máximo, como paso posterior a un tratamiento de salud mental y antes de incorporarse a un «recurso de protección» general, ha explicado a Europa Press la subdirectora de Menores de la Consellería de Política Social, Cristina Blanco.
Con un inversión de 700.000 euros para el funcionamiento anual, la Xunta prevé que se pueda abrir este recurso a finales de este año, tras la firma del convenio con una entidad adjudicataria (Consulting Asistencial Sociosanitario, con sede social en Madrid) que se encargará de gestionar esta casa, en la que habrá de 16 a 21 profesionales, entre ellos personal de enfermería, siquiatría y enfermería, que son especialidades que no forman parte de los denominados centros de protección normalizados.
Este centro constituye un sistema «diferente» de los que dispone hasta ahora Galicia, ha especificado Cristina Blanco, quien ha precisado que se trata de una estancia «intermedia» para aquellos menores que vienen de un proceso de hospitalización pero todavía no están preparados para acceder a una casa tutelada general.
El PPdeG se ha hecho eco de esta cuestión y en la sesión plenaria que se celebró esta pasada semana incluyó la necesidad de abrir un recurso social en una iniciativa aprobada que, a la postre, ya está cumplida. «El Parlamento de Galicia insta a la Xunta de Galicia a que adopte las medidas necesarias para la apertura de un centro residencial que cubra las necesidades de atención que requieren los menores en situaciones de dificultad social y con problemas de conducta», dice, en concreto, la propuesta de los populares que recibió luz verde.
RECURSO INTERMEDIO
Cristina Blanco precisa que se trata de un recurso intermedio que, precisamente, trata de evitar que se llegue a un «trastorno de conducta» posterior. Así, remarca que se trata de «dar solución a menores que están atendidos por la administración y requieren una intervención especial por su patología».
Serán niños de más de ocho años que, a propuesta del equipo técnico de menores y bajo informe de los profesionales de salud mental, accederán una «intervención especial» con el objetivo de «trabajar los casos de salud mental previamente, antes de que aparezca un trastorno de conducta».
En esta casa de acogida no estarán niños que precisen tratamientos específicos y, de hecho, es motivo de exclusión, por ejemplo, personas con discapacidad intelectual, trastornos con déficits cognitivos o de desarrollo del lenguaje o consumo de sustancias.
La Casa da Quintán empezará con 12 integrantes. «Es un recurso muy específico y especial, la idea es que estén en recursos normalizados, a todos los niveles», ha insistido Cristina Blanco, para indicar que se trata de un paso intermedio y que tendrá una «estancia limitada» hasta la «estabilización total» del menor entre la hospitalización o el tratamiento sanitario hasta el recurso general.
«HABÍA UN VACÍO»
«Puede parecer lo mismo, pero no lo es y es importante la diferencia. Los niños que requieran un ingreso específico en una unidad infanto-juvenil, tienen que estar en ellas. Esto es un recurso de protección, una alternativa residencial para los que no necesitan una hospitalización pero sí una fase intermedia hasta la integración», ha explicado Cristina Blanco, quien ha afirmado que con este centro «se trata de evitar la estigmatización y proteger a todos los niños», tanto a los que están en los centros generales como a los que salen de una hospitalización.
La Casa da Quintán es el primer centro de estas características en Galicia y solo Madrid cuenta con un centro similar, mientras que en Cataluña se trabaja en esta línea, ha explicado Cristina Blanco, quien defendió que la idea surgió al «detectar que las salidas del centro sanitario a los centros normalizados no permitían alcanzar la integración plena» de los niños con patologías de este tipo. «Había un vacío», ha enfatizado.