Galicia se sitúa como una de las tres comunidades autónomas con una oferta de viviendas adecuadas para el teletrabajo, según recoge un estudio realizado por ‘Randstad Research’. En concreto, el porcentaje de inmuebles que cuentan con características para este tipo de tareas se sitúa en el 64,6%.
Extremadura (69,9%), Castilla y León (65,6%) y Galicia (64,6%) son las comunidades que cuentan con una mayor oferta de viviendas adecuadas para teletrabajar, seguidas de Asturias (63,8%), Cantabria (63%), Cataluña (62,7%), Castilla-La Mancha (62,2%), Comunidad Valenciana (61,8%), Aragón (61,6%), Navarra (60,5%) y La Rioja (58,2%).
Sin embargo, el estudio indica que 41,5% de las viviendas en España no son adecuadas para el teletrabajo porque no disponen de una habitación no utilizada como dormitorio que pueda habilitarse como despacho u oficina, según un estudio de Randstad difundido este jueves.
Los porcentajes más bajos de viviendas adecuadas para el teletrabajo, debido al mayor impacto en el mercado inmobiliario de la alta demanda de suelo residencial o turístico, se dan en Canarias (49,2%); Madrid, Baleares y Murcia (todas con un 53,3%), y Andalucía (55%).
Randstad resalta que la disponibilidad de espacio en una vivienda resulta clave para que sea adecuada o se pueda adaptar para el teletrabajo, y esta disponibilidad de espacio depende en gran medida del precio del metro cuadrado. Así, sostiene, la adopción del teletrabajo crea incentivos para el desplazamiento de parte de la población a zonas menos densamente pobladas, impulsando un proceso de transformación a nivel urbano y regional.
El estudio prevé que el teletrabajo continuará creciendo más allá de la pandemia, permitiendo que el 30,6% de los ocupados españoles puedan trabajar de este modo en los próximos años. Sin embargo, advierte de una serie de escollos a los que se enfrenta esta modalidad laboral, entre ellos la delimitación del tiempo del teletrabajo.
«El teletrabajo es una manera muy apreciada por los trabajadores para mejorar la conciliación de su vida familiar y laboral, aunque se puede llegar a empeorarla, ya que se corre el riesgo de que el tiempo de trabajo y el personal terminen mezclándose», advierte el informe.
HAY QUE PONER BARRERAS ENTRE EL TELETRABAJO Y EL TIEMPO PERSONAL
En este sentido, Randstad aboga por impulsar medidas que logren establecer barreras entre el tiempo de trabajo y el tiempo personal, entre ellas nuevos hábitos de organización para los empleados, una cultura corporativa que respete el tiempo personal y la adaptación de las viviendas.
La compañía de recursos humanos también resalta que las capacidades tecnológicas de los profesionales que pueden optar al teletrabajo resultan cruciales para que puedan desempeñar su labor en remoto. Por ello, recomienda reforzar las competencias digitales y ofrecer formación en línea con las demandas del mercado de trabajo.
Según Randstad, los datos del teletrabajo muestran que se trata de un fenómeno masivo pero concentrado en trabajadores con determinado perfil: nivel educativo alto y en sectores de actividad y ocupaciones concretos (finanzas, seguros, actividades profesionales, científicas y técnicas o de información y comunicaciones).
Por contra, en sectores como la hostelería el teletrabajo fue muy poco habitual, con valores de ocupados que trabajaron desde su domicilio ocasionalmente o más de la mitad de los días inferiores al 10%.
En cuanto al nivel educativo, casi cuatro de cada cinco personas (79,5%) que teletrabajaron ocasionalmente o más de la mitad de los días en España en el primer trimestre de 2021 tenían educación superior.
En cuanto a qué porcentaje de la jornada debería ser presencial y qué porcentaje a distancia, Randstad aboga por un grado de teletrabajo que se adapte a la composición de tareas de los distintios empleos.
Asimismo, considera necesario establecer mecanismos flexibles que permitan al trabajador cierto margen de decisión sobre el grado de teletrabajo con el fin de favorecer su bienestar y su máximo rendimiento.
AHORROS EN DESPLAZAMIENTOS Y CAMBIOS EN LAS CIUDADES
Según Randstad, el teletrabajo supondría de media un ahorro de más de 100 kilómetros y cinco horas y media a la semana en desplazamientos, el equivalente al 13,8% de la jornada laboral estándar (40 horas).
«Esta situación provocaría un evidente ahorro de recursos para los ciudadanos, en especial los destinados a combustible, y que pueden dedicar a otros gastos, el ahorro o la inversión», apunta Randstad, que destaca además los beneficios que esto tendría para la protección del medio ambiente, el clima y la salud.
Según el informe, los tamaños de las viviendas actuales y su adecuación para el teletrabajo podrían llevar a muchas personas que trabajan en remoto a mudarse a viviendas más grandes, lo que resulta más asequible a medida que aumenta la distancia de los principales centros urbanos.
«Este fenómeno puede llevar no solo al abandono del centro de las ciudades, sino el traslado a zonas rurales. El teletrabajo generaría una dinámica que compense la tendencia histórica de concentración de la población en zonas con mayor dinamismo económico, ayudando a equilibrar el uso del territorio no sólo dentro de las ciudades sino entre las diferentes zonas geográficas en España», apunta el informe.