La Comisión de Infraestructuras de la Confederación Empresarial de Ourense (CEO) ha calificado de «inadmisible» e «injustificable» el debate para transformar el modelo de autovía de la A-56 en una vía 2+1 –un carril para cada sentido con zonas intermitentes de adelantamiento– en el tramo que une Guntín y Chantada.
Así, la CEO ha explicado en un comunicado que esta iniciativa supone «echar por tierra» la «necesaria vertebración» entre la Galicia interior con la costa y también el trabajo de colectivos, asociaciones y entidades de Lugo y Ourense que reclaman desde hace años la «urgente y pronta recuperación» de esta carretera.
De esta forma, la confederación ha recordado que ambas capitales han sido «históricamente relegadas, desatendidas y excluidas» en planteamientos relativos a las infraestructuras y ha alegado la «vertebración regional» que supone la vía, por lo que la propuesta «no puede» excusarse en el ahorro de costes.
INFRAESTRUCTURA «PARALIZADA»
Por otro lado, la CEO ha hecho alusión a las dos décadas que lleva «paralizada» esta infraestructura, sin recibir partidas presupuestarias anuales «suficientes», lo que ha imposibilitado el avance del proyecto inicial de la obra a comienzos de este siglo.
Asimismo, ha afirmado que la vía de carriles 2+1 supone «un plus de peligrosidad» al conducir, ya que la posibilidad de adelantar se vuelve intermitente y existen tramos en los que no existe separación física entre los carriles.
«PRIORITARIA» SU TERMINACIÓN
De igual forma, por parte de la CEO, a través de su Comisión de Infraestructuras, han calificado de «prioritaria» la obra en la A-56, un «eje estratégico de comunicación» de la Galicia interior con Portugal, el norte de la Comunidad gallega, el norte de España y resto de Europa.
También han hecho referencia a la «importancia» de la terminación de la A-76, que une Ponferrada y Ourense, una vía «vital» para Ourense y que «acumula un gran retraso» en su ejecución.
A reglón seguido, la confederación ha aludido a las «buenas comunicaciones» como el determinante para que el tejido empresarial de las provincias sea «competitivo» y el territorio constituya un lugar «atractivo» para que se asienten industrias que generen «empleo y riqueza».