El padre de Desirée, la niña de siete años que apareció muerta en la casa de la madre en Muimenta, en el municipio de Cospeito (Lugo), el 3 de mayo de 2019 con signos de haber sido asfixiada, reclama ante el juzgado de Vilalba –el número uno es el que llevó la investigación– que se haga una «reconstrucción de los hechos».
Esta semana el Juzgado de Instrucción número 1 de Vilalba ha dictado auto de apertura de juicio oral contra la mujer acusada de matar a su hija en Muimenta. La jueza instructora apunta a asesinato con alevosía, pero con atenuante de alteración psíquica, en un caso que tendrá jurado popular.
José Manuel Leal reivindica esta reconstrucción tras de lo que considera un «brutal asesinato». Asegura que «se tenía que haber hecho de oficio» y no tener que pedirlo él o el resto de acusaciones.
Además, requiere que se «facilite toda la documentación volcada de los terminales incautados a la presunta asesina», la madre de Desirée, que se encuentra encarcelada en la prisión de Teixeiro desde poco después del suceso. «Tienen la obligación de dar a las partes el volcado completo», clama José Manuel Leal.
La asfixia es lo que determina la jueza del juzgado de instrucción número uno de Vilalba como la causa de la muerte en las diligencias ya trasladadas a la Audiencia Provincial de Lugo. El hombre sostiene que la presunta asesina empleó «toda su fuerza» de una persona de 40 años sobre la niña, que «llevaba restos de sangre en las uñas al intentar defenderse».
«Había restos de sangre en un calcetín y en los tenis, y no se buscó el otro par (de calcetín)», ha censurado. A su juicio, «se cometieron muchas negligencias», entre otras ha enumerado que «no se precintara el domicilio» donde apareció el cuerpo de la menor. De ello responsabiliza a la anterior jueza, ya que ahora hay una sustituta que se hizo cargo del caso.
«Se ve que se trató de un crimen brutal, yo vi las fotos. Quiero saber toda la verdad», afirma en las inmediaciones de los juzgados de Vilalba, este hombre que ahora vive con sus padres en una parroquia de Xermade. A raíz de estos hechos tuvo que dejar el trabajo como guardia de seguridad y se vio obligado a jubilarse.
También apunta a «varios indicios de limpieza del cuerpo» de Desirée, según acredita el 061, expone. Leal quiere «saber» quién limpió el cadáver y «quién estaba en casa en ese momento». «Una amiga se encontraba en el domicilio, el abuelo y la abuela materna», agrega.
«Está claro que mi niña no se limpió después de haber sido asesinada; y sufriendo, se defendió muchísimo», concluye José Manuel Leal, quien como acusación particular pide la pena de prisión permanente revisable para su exmujer, al igual que la acusación popular de la Fundación Amigos de Galicia y la fiscalía.