Pocos días antes de la apertura de la Puerta Santa y del inicio del Año Jubilar Compostelano, la Catedral de Santiago ha incorporado una pieza de orfebrería a su ornamentación litúrgica, una cruz de plata para adornar y significar este acontecimiento.
La incorporación de esta cruz, elaborada por el taller Ramón González Orfebres, ha sido posible gracias al mecenazgo de Abanca, han destacado desde la basílica compostelana.
Se trata de una obra original, contemporánea en su concepción pero en la que se integran elementos cincelados a modo tradicional en las piezas de plata que enmarcan el tetramorfos tallado en placas de marfil. La figura de la cruz surge de un aparente cruce casual de eslabones de una cadena, que evocan el encuentro entre culturas, razas, lenguas y también individuos que conforman una cruz que quiere acogerlas a todas y abrazarlas a todas.
El círculo central remite a la esperanza de alcanzar esa plenitud en el encuentro con Dios Padre que se revela en la figura de Jesucristo –representado también en marfil–. En este círculo se inscribe el antiguo lema de los peregrinos ‘Ultreia et suseia’.
Esta pieza está diseñada de modo que puede situarse en una peana de sobremesa, confeccionada con una gema de color negro, o en un varal procesional de madera.