El padre de Déborah Fernández-Cervera, José Carlos Fernández, ha llamado a ser «optimistas» en relación al posible esclarecimiento de la desaparición de su hija y la posterior aparición de su cuerpo sin vida, que tuvo lugar en 2002, aunque ha reconocido que los indicios al respecto son «muy importantes, pero no concluyentes».
Así se ha pronunciado, acompañado por su mujer, Rosa Neira, y su hija, Rosa Fernández-Cervera, a preguntas de los medios a su salida del Juzgado de Instrucción número 2 de Tui (Pontevedra), donde ha declarado este jueves tras haber sido citado por el juez.
De este modo, José Carlos Fernández ha señalado que ha contestado «correctamente» a todas las preguntas que se le han realizado durante la vista y ha indicado que ha estado tranquilo «en todo momento».
Además, ha apuntado que las próximas instrucciones las darán los abogados dado que son las personas que «conocen el procedimiento». También ha planteado la posibilidad de que en los próximos días se llame a declarar a más personas, como su esposa o su sobrina Nuria, que estuvo con Déborah el día de su desaparición. Así, ha llamado a esperar a observar el «rumbo que toman los acontecimientos».
De este modo, Fernández ha insistido en la necesidad de mantener una actitud «optimista» durante el proceso judicial y a esperar a que todas las personas que deban declarar comparezcan en el juzgado «para saber los hilos de los que tirar».
DESAPARICIÓN
En concreto, Déborah Fernández-Cervera desapareció en 2002 a los 21 años, después de salir a correr por el entorno de Samil, en Vigo. Una semana después se encontró su cuerpo desnudo en una cuneta en O Rosal, a unos 40 kilómetros de su vivienda.
A principios de 2019, la familia de la joven inició una campaña en la plataforma ‘Change.org’ para conseguir la reapertura del caso, cerrado en 2010.
El pasado mes de noviembre, después de la presentación de nuevas pruebas, el juzgado de Tui dictó auto reabriendo el procedimiento, y citando a siete testigos, que declararon el pasado diciembre. A estos testimonios se unieron los de otras seis nuevas personas que prestaron declaración en enero.