El aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de A Coruña de un vuelo procedente de Bilbao, a primera hora de la mañana, por una amenaza de bomba que resultó ser falsa será investigado para determinar la autoría de la llamada que originó los hechos.
Así lo ha indicado, en declaraciones a los periodistas, el coronel Francisco Javier Jambrina, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, quien, preguntado sobre una posible relación entre el falso aviso recibido en el País Vasco y la presencia de un preso con permiso penitenciario en el vuelo, ha confirmado que un interno en esta situación viajaba en el mismo.
También ha explicado que «en la amenaza de bomba se orienta hacia un pasajero, pero que no tenía nada que ver». «Es un interno que está de permiso penitenciario». «Tal vez era para perjudicar a esta persona», ha admitido ante las posibles hipótesis sobre el motivo de la autoría.
Preguntado si en el aviso a la Ertzaintza –que, según ha confirmado el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, y la subdelegada en A Coruña, María Rivas, recibió la alerta–, se le daba visos de verosimilitud a la llamada, ha dicho que no «se añadía valoración».
«Se transmite por los canales que hay de Policía autonómica al Estado y se comunica a Seguridad Aérea, que lo comunican al avión y el avión notifica la toma de emergencia, en vez de la prevista», ha relatado sobre lo sucedido.
DELITO DE DESÓRDENES PÚBLICOS
Tras los hechos, ha confirmado que se van a hacer unas diligencias para el juzgado «porque han un delito de desórdenes públicos». «Y se investigará coordinamente para ver si se puede determinar la autoría de la amenaza», ha apostillado.
Sobre lo sucedido, con un aterrizaje de emergencia del avión de Volotea poco antes de las 07,30 horas, el delegado del Gobierno, José Miñones, ha recordado que se activó un plan de emergencia en el aeropuerto coruñés.
Se hizo, según informó la Delegación del Gobierno, por amenaza a la seguridad ante la posibilidad de que pudiera haber algún explosivo en el interior de un avión en el que viajaban 106 pasajeros, entre los que se encontraba un bebé, de acuerdo con los últimos datos aportados, así como seis tripulantes.
Al lugar, precisó Miñones, se desplazaron, entre otros efectivos, cinco unidades de la Guardia Civil y los Tedax, aunque, finalmente, se comprobó que era una falsa alarma tras todas las comprobaciones entre el pasaje y en el avión.
En cuanto a la posible relación de la llamada recibida en Bilbao con un preso de permiso que viajaba en el vuelo, –según fuentes consultadas por Europa Press estaba de permiso de fin de semana e iba con la pulsera de localización– se ha remitido a la investigación y al resultado de la misma, en base, ente otras cuestiones, a las preguntas a los propios pasajeros y la tripulación.