Las pruebas de ADN realizadas por expertos respaldan la versión de la supuesta víctima de una violación registrada en el verano del año 2013 y señalan al acusado, que niega unos hechos por los que se enfrenta a una posible pena de prisión de 13 años por un delito de agresión sexual con penetración.
La sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña con sede en Santiago ha acogido este jueves el juicio contra R.C.C. por la supuesta violación de una joven que mantenía una relación con su compañero de piso.
Los hechos se remontan al mes de julio del año 2017, cuando el acusado, la víctima y esta tercera persona salieron de bares por la zona vieja de la capital gallega. Entrada la madrugada, los regresaron al piso en el que residía el acusado, donde supuestamente se aprovechó de que la víctima se encontraba indispuesta por el consumo de alcohol para abusar sexualmente de ella.
Así lo defiende la acusación particular, que, junto con el Ministerio Público, solicita una pena de cárcel de 13 años y otros 10 de libertad vigilada para el procesado, quien, durante la vista, aseguró haberse limitado a tratar de ayudar a levantarse a la denunciante, que sufrió heridas en las rodillas y la cabeza, además de padecer consecuencias psicológicas por las que sigue recibiendo terapia en la actualidad.
La víctima relató en la vista que acudió al baño al encontrarse indispuesta mientras estaba en la habitación del compañero del acusado, con quien mantenía una relación afectiva desde hacía unas semanas. Allí, mientras vomitaba, afirma que R.C.C. entró en el servicio y la violó, agarrándola por detrás y aprovechándose de que no podía defenderse por su estado.
La versión de la denunciante está respaldada por los informes forenses de técnicos del Imelga y de las pruebas de ADN realizadas en un laboratorio de la Universidad santiaguesa. La exploración de la víctima y los posteriores análisis revelan el hallazgo de semen del acusado, cuya defensa pide la libre absolución al no considerar suficientemente probados los hechos.
Además, asegura que al día siguiente, antes de ir a comisaría a denunciar los hechos acompañada por el compañero de piso del supuesto agresor, recibió varias llamadas del procesado, al que más tarde se impuso una orden de alejamiento de la víctima. No obstante, ésta dice haber recibido en su trabajo la visita del padre del acusado en varias ocasiones.
Asimismo, la víctima afirma que, semanas antes de los hechos, durante la noche de San Juan del año 2017, el acusado le propuso irse con ella a casa y, después de rechazarlo, la persiguió por las calles de Santiago. Otra testigo llamada por la acusación particular aseguró haber sido acosada, con tocamientos y besos no consentidos, en el baño de un bar santiagués por parte del procesado.
EL ACUSADO NIEGA LOS HECHOS
En su comparecencia ante el juez, el presunto agresor dijo «no entender» cómo habían detectado muestras de su semen en las partes íntimas de la víctima, puesto que «nunca» había tenido relaciones sexuales con ella y «lo único» que él había hecho era «intentar ayudarla a ponerse de pie» cuando la vio sobre el suelo del baño.
También dio su testimonio en el juicio el compañero de piso del acusado, de quien notó que «actuaba raro» cuando la víctima lo acusó después de salir del baño de haberla violado, lo que, según sus palabras, hizo que la versión de ella cobrase verosimilitud.
El juicio ha quedado visto para sentencia.