La actividad de trasplantes, que en Galicia tiene al Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) como referente, así como al Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), se ha mantenido durante estos meses de confinamiento, aunque mermada al haberse reducido los donantes.
En el caso concreto del Chuac, que representa el primer centro de la Comunidad gallega y el quinto de España en estas intervenciones, su coordinador de trasplantes, Fernando Mosteiro, ha explicado a Europa Press que «ha descendido como el resto de la actividad hospitalaria» debido a la crisis sanitaria por la COVID-19, al reducirse «el número de donantes» paralelamente al incremento de pacientes con este coronavirus.
«¿Justificación? Nadie la tiene», ha afirmado, para apuntar que «al estar la gente confinada y haber menos movimientos» se producen menos accidentes, cuyas víctimas representan buena parte de los donantes.
Además, otra parte de los pacientes que fallecen susceptibles de donar, como los que sufren ictus, hemorragias o infartos cerebrales, debido al confinamiento no acuden a ser tratados en algunos casos a los hospitales. «Creemos que con el miedo al contagio mucha gente ha pasado en casa estas enfermedades», ha comentado, para añadir que «cuando llegas tarde al hospital no se puede hacer nada».
Mosteiro, asimismo, ha recordado el espacio corto de tiempo del que disponen para donar los órganos de una persona fallecida en una de esas circunstancias –accidente de tráfico, ictus, accidente cerebrovascular, entre otras–. «Ahí está el descenso, no por descartar donantes, sino porque ha descendido el número de donantes y por la situación de pandemia», ha abundado.
En concreto, ha destacado que en enero se realizaron 24 trasplantes en el Chuac y se registraron cuatro donantes, mientras que en febrero hubo 21 y cuatro, respectivamente. Asimismo, ha destacado la reducción de las negativas familiares.
Ya en el mes de marzo, en el que entró en vigor el estado de alarma desde el día 14, la actividad se redujo a siete trasplantes y se registró un donante, mientras que en abril hubo cuatro intervenciones y dos donantes, lo que ha supuesto un descenso «de la cuarta parte de la actividad», ha matizado Mosteiro.
ACTIVIDAD EN ABRIL
En la última semana de abril, según ha destacado Fernando Mosteiro, que es médico intensivista, se ha realizado un trasplante renal, al que se suman en este mismo mes dos hepáticos y uno cardíaco.
Si bien ha subrayado que en enero y febrero en el Chuac fueron «meses especialmente buenos», con cuatro donantes que suponen «una actividad elevada», pero en el periodo con finamiento de marzo y abril «ha disminuido un poco», ha admitido, al tiempo que ha incidido en que siguen con su labor. «Donantes no hay muchos, pero cuando hay debemos aprovecharlos», ha aseverado.
En cuanto al CHUS hasta el mes de abril ha registrado 13 donantes –frente a los 16 del mismo periodo de 2019–, según los datos facilitados a Europa Press, y 17 trasplantes hepáticos y 18 renales –frente a los 22 y 24 de hace un año–.
Asimismo, Mosteiro ha explicado que el paciente trasplantado «es inmunodeprimido», por lo que «hay que ser consciente de que si por desgracia se acaba infectando por el virus, puede empeorar por otro lado», pero ha aclarado que este «no ha sido el motivo del descenso» de estas intervenciones que, ha matizado, se llevan a cabo en un área separada de donde se atienden a los pacientes COVID-19.
CAMAS UCI
Al respecto, el coordinador de trasplantes del Chuac ha destacado que «ningún hospital de Galicia llegó a estar colapsado» durante la pandemia y «siempre» han tenido «camas disponibles para pacientes no COVID».
En este sentido, ha recalcado que España «es puntera en el mundo» y «de los primeros países europeos» en trasplantes, que «dependen mucho más del donante» que de las camas UCI disponibles, ya que los trasplantados se recuperan en unidades de reanimación o cuidados intensivos tras la operación. «Si hay un donante se hace encaje de bolillos porque sabemos que es el último paso. A lo mejor es la última oportunidad de la persona», subraya.
Además, ha matizado que en esta época de pandemia por el coronavirus la recuperación de estos trasplantados «es igual» que antes porque las «vías COVID y no COVID no se interrelacionan» en el centro hospitalario. «El cuidado y recuperación ahora y hace dos meses no se ha visto empeorada», ha aseverado. «Ni ha mermado la calidad de atención al paciente, ni ha cambiado el manejo, sólo la ubicación», ha matizado.
TRANQUILIDAD
Por todo ello, Mosteiro reivindica el trabajo de trasplantes en Galicia, al tiempo que envía un «mensaje de tranquilidad» a los ciudadanos por el funcionamiento del sistema sanitario gallego que, ha incidido, «no ha colapsado ni en el pico máximo» de la crisis COVID-19.
«El de A Coruña ha sido, por desgracia, el hospital que se ha visto más afectado por este virus, pero nunca ha colapsado porque la dirección ha ido por delante, buscando alternativas antes de llegar a colapsar», ha valorado.
Ante la desescalada y la vuelta a la nueva normalidad, ha apostado por, además de mantener la distancia social y el lavado de manos, por el uso de mascarilla. «No impide al 100% el contagio, pero reduce mucho el riesgo de contagio», ha puntualizado, para advertir de que este virus, con el que hay que «seguir conviviendo seguramente durante meses», ha señalado, «puede afectar a cualquiera». «Saldremos y nos hará más fuertes esta pandemia», ha sentenciado.
«PROS Y CONTRAS»
Y en concreto, para posibles donantes de órganos, Fernando Mosteiro ha manifestado que cuando explica a las familias de cara a la donación, les traslada los «pros y los contras». «Contras prácticamente no hay ninguno, salvo un poco el desconocimiento, pros hay muchos», ha afirmado.
De este modo, ha insistido en que les explica «los beneficios que van obtener como familiares de las persona donante y los inconvenientes que les puede suponer que su familiar sea donante». «Como la decisión la tienen que tomar ahora, deben de tomarla con calma, con tranquilidad y pensar que esta decisión no tiene vuelta a atrás, que es mejor pararse 10 minutos a pensar, ver si a uno o dos meses esta decisión me va a ayudar a poder llevar mejor el fallecimiento de mi hermano o mi padre», ha abundado.
«Si en unos meses vuelven la vista atrás, aquel día que murió mi hermano y me dijeron si estaba de acuerdo con la donación, hubiera dicho que sí seguro que hoy estaba más tranquilo pensando en que hay dos, tres o cuatro personas por ahí viviendo, pero dije que no y ahora ni siquiera me queda ese consuelo. Esa es la reflexión que tenemos que hacer todos, cuando te plantean la entrevista de la donación», ha recalcado.
TRASPLANTADA
Sobre su experiencia en plena época de pandemia, la hija de una trasplantada de médula, Sandra, ha explicado a Europa Press que su madre ingresó el 20 de febrero en el Chuac y una semana después fue operada –era la segunda vez–. Según ha comentado «mucha diferencia no hubo», salvo que fue «un poco más restrictivo» porque únicamente les permitieron un acompañante «sin relevo» las semanas de ingreso.
«Se quedó mi hermana», ha recordado Sandra, quien ha destacado que, como la cafetería estaba cerrada por la crisis sanitaria, el propio hospital le facilitaba la comida a la acompañante. «Todos bastante pendientes de que no cogiera nada (su madre) y las medidas se cumplían bien», ha valorado. En esta ocasión, únicamente la paciente, asociada de Asotrame, no pudo disfrutar de «pequeños salidas», paseos, como en la anterior. A mediados de abril recibió el alta en el Chuac.