La Diputación de Pontevedra estudia la instalación de cámaras termográficas para controlar a distancia la temperatura corporal de las personas que acuden a algunas de sus oficinas, con el objetivo de prevenir posibles contagios por COVID-19.
Así, la diputación ya se ha puesto en contacto con firmas proveedoras para que doten de estos aparatos a aquellos edificios «que superen la coincidencia de 50 personas».
La presidenta provincial, Carmela Silva, ha explicado que los servicios de Arquitectura y de Riesgos Laborales de la administración provincial ya están analizando cada uno de los edificios para redactar un protocolo, un plan de contingencia que determine aquellos lugares en los que es necesario ubicar estos termómetros a distancia.
La intención es incorporar arcos de temperatura en «algunos espacios que tienen mucha aglomeración de personas», como son las oficinas del ORAL en Pontevedra, el organismo que gestiona los tributos, que recibe a gran cantidad de público.
Por el contrario, ha ratificado Carmela Silva, estos aparatos no serían necesarios en aquellas oficinas de atención al público o espacios en los que apenas reciben visitas. «Sería imposible a nivel económico y no es necesario», ha explicado.
MAMPARAS DE PROTECCIÓN
Igualmente el gobierno provincial ha dado orden de instalar mamparas de protección en sus oficinas, una medida que todavía está en fase de contratación, pero se trabaja con la idea de que tanto los funcionarios como el público estén protegidos con estas «barreras de seguridad» cuando se levante el confinamiento.
Además, Carmela Silva ha informado que la diputación ha adquirido 55.000 unidades de mascarillas quirúrgicas, de las que actualmente dispone ya de 25.000, y ha explicado que en estos días llegará el resto.
El organismo provincial tiene el «compromiso» de algunas empresas proveedoras y del Grupo Inditex para que les hagan llegar mascarillas, y la idea «es poder tener cerca de 150.000 para poder cubrir las necesidades de todos los trabajadores», ha subrayado Silva.