El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha avanzado que este jueves en junta de gobierno se aprobará un contrato de emergencia para adquirir 4.000 mascarillas con sistema de filtrado FFP2 que se repartirán entre policías y empleados de servicios sociales municipales.

En una rueda de prensa realizada por videoconferencia, el regidor olívico, que anteriormente insistía en la necesidad de que la compra de este material fuese centralizada por el Gobierno, ha explicado que los agentes ya disponen de mascarillas en la actualidad. Así, ha asegurado que estos productos, cuyo coste ascenderá a 35.000 euros, se recibirán en un plazo de 24 horas tras su adquisición.

Por otra parte, Abel Caballero ha indicado que la Xunta ha confirmado al gobierno local que el primer envío de mascarillas realizado a la ciudad cumple las condiciones precisas para ser repartido.

Dado que el gobierno local ha sostenido que se encuentran caducadas desde 2014 –al tiempo que el Ejecutivo gallego defiende que cumplen las directrices del Ministerio de Sanidad– el regidor ha indicado que los técnicos municipales las evaluarán antes de proceder a su distribución, si bien un primer informe de los mismos lo desaconsejaba.

De este modo, el alcalde ha indicado que, si se confirma que estas mascarillas pueden repartirse, se dispondrá de los equipos de protección individual (EPI) suficientes para poner en marcha el Seminario Mayor San José como centro para infectados por coronavirus que no dispongan de un domicilio en el que aislarse y no precisen ser ingresados.

CRÍTICAS A LA ZUNTA

Preguntado por los medios, ha vuelto a lamentar la falta de comunicación por parte del Ejecutivo gallego con el gobierno local. «Es momento de acuerdos y manos tendidas y no de críticas políticas, pero, si tengo contacto diario con el Gobierno, resulta peculiar que no haya contacto desde la Xunta, aunque solo sea por preguntar cómo van aquí las cosas», ha señalado el regidor.

En este sentido, tras señalar que existen «carencias» en la atención a a la ciudad, ha insistido en que seguirá con «la mano tendida» porque, en su opinión, «no hay barreras» en su relación con las instituciones, independientemente del partido político que las gobierne.